Florecen las previsiones de resultados electorales. Y esta vez, a diferencia de otros comicios, se muestran mucho más dispares. Cada encuesta prácticamente vaticina un resultado de lo más variopinto. Fíjense si no en que el espectro de voto a los partidos va desde, por ejemplo, los 21 diputados que obtendría Foro Asturias y 7 el Partido Popular; hasta otro escenario donde los últimos tendrían 15 y los primeros 13. O sea, un abanico de posibilidades enorme. Para mí, desde luego, estas elecciones van a ser diferentes. No van a tener nada que ver con anteriores. Y lo argumento de la siguiente manera:

Primero. La crisis ha traído consigo el descontento. Pero no sólo a nivel ciudadano de la calle, sino también político. Nunca se habían presentado tantas escisiones de los principales partidos. Al PP podemos sumarle tres (Foro Asturias, IDEAS y URAS), a IU una (Bloque por Asturies) y, si consideramos a su líder como una ex del socialismo, UPyD lo sería del PSOE. En resumidas cuentas, 18 partidos que representan el máximo histórico en nuestra comunidad.

Segundo. Aunque ante tanta variedad se corre el riesgo de atomizar el voto, las encuestas sí coinciden en una cosa: serán cuatro las fuerzas parlamentarias. A las habituales (PSOE, PP e IU) se le sumaría únicamente Foro Asturias. De no haberse presentado esta fuerza, más que probablemente, alguno de los otros partidos obtendría representación. Digamos que, la huida del voto tradicional, se concentra hacia Foro en lugar de dispersarse.

Y tercero. Dado esta división de los grandes partidos se hace imposible una mayoría absoluta. No hay hueco parlamentario para ello. Las coaliciones a dos partidos serán las que manden. O bien, la actual entre socialista e IU, o bien, una posible entre populares y Foro Asturias. En cualquier caso, ningún partido va a arrasar y podemos asistir a un escenario postelectoral bastante complicado. Donde, quienes no tienen ganan de entenderse, deberán de hacerlo a la fuerza.