El problema no está en que se le preste dinero a Grecia, sino en que no lo puede pagar. Debe, aproximadamente, 350.000 millones de euros, o sea, una vez y media su PIB. Todo ello en un Estado que tiene serios defectos estructurales. Por ejemplo, hay más de 9.000 personas que según las estadísticas pasan de los 100 años. ¿Propiedades del yogur griego? No, simplemente están muertos y siguen cobrando una pensión. Cada niño que nace en el país tendrá que pagar a la lo largo de su vida una deuda de 30.000 euros. Alrededor del 70 por ciento de los profesionales no paga ningún tipo de impuesto. En fin, como ven, el problema es mucho más serio que rescatar financieramente a un país, se trata de reorganizar todo un sistema.
En esta tesitura, el que se le impongan planes de ajuste cada vez más duros lo único que hace es ahogar. Ahora mismo, la situación empieza a ser un poco la que vivió Argentina: con todas las fortunas sacando su dinero al extranjero. No nos extrañemos si, dentro de poco, vemos una suerte de «corralito» en versión griega. Esto es, que se restrinjan los movimientos de capitales. El por qué se ha llegado a esta situación es bien fácil: falló la Unión Europea. Grecia nunca debería haber entrado en el euro con una economía así. Por si fuera poco, una vez dentro, engañó y falseó las cuentas ante los miles funcionarios europeos. Toda la burocracia de Bruselas se tragó la mentira griega sin que nadie se diera cuenta. Y mira que es mucha y bien pagada.
Para mí, la única solución viene porque Grecia salga de la disciplina del euro y reestructure su deuda. Darle dinero, como está sucediendo, a base de apretar a la población, es algo que difícilmente se puede soportar. Con una reestructuración de la deuda –es decir, perdiendo sus acreedores- Grecia podría volver a salir a flote. ¿Es algo tan raro esto? Pues no, porque hasta la misma Alemania tuvo que aplicar una quita en las indemnizaciones de la Primera Guerra Mundial. Por cierto, las de la Segunda acabó de pagarlas el año pasado. En resumen, el 2 por ciento de la economía europea está poniendo el jaque al 98 restante. O se afronta el problema con decisión, o el euro está condenado.