No sé si será una moda o un simple pose para la galería, pero los ricos quieren pagar más impuestos en esta crisis. Así, por lo menos, lo han manifestado en Francia y Alemania. Incluso en este último país un grupo de ellos han llegado a decir «No necesitamos todo este dinero para vivir». En fin, el mundo al revés. Personalmente, a los que conozco –quizá no ricos del todo, pero con bastante dinero- los tacho de tacaños. Vamos, que no te pagan ni un café. El rico, por lo general, no suele ser generoso; sino más bien todo lo contario. Es un tipo codicioso que busca, como se suele decir, ganar hasta la última peseta del duro. No tienen ningún reparo moral en hacer toda la magia contable necesaria para pagar menos impuestos, pero, eso sí, ahora nos dicen que quieren contribuir más como si fuese un donativo. Me remito a las palabras de Jesús de Nazaret –que ya los vio venir- cuando dijo: «Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios». Razón tenía.

En este contexto, Rubalcaba, candidato socialista a las elecciones generales, propone recuperar el impuesto del patrimonio. Dice que, según sus cálculos, recaudará sobre 1.400 millones de euros más. Bien, desde luego sí se quiere actuar sobre este tipo de rentas es lo mejor que se puede hacer. El IRPF ha demostrado ser completamente ineficaz. Las grandes fortunas –Botín paga menos que sus ejecutivos- se lo saltan a la torera declarando cantidades irrisorias. Los ricos españoles muestran 7.000 euros de ingresos anuales medios por renta, mientras que la media está en 24.000. Como pueden ver, así es fácil decir que se quiere contribuir más.