Si algo tuvieron las elecciones autonómicas y locales es que dieron todo un mensaje. Más o menos, lo que vinieron a decir es que el electorado y, por tanto la sociedad en general, pedía un cambio. Opciones como Foro Asturias resultaron vencedoras con apenas unos meses de vida. En Gijón se hizo con la alcaldía usando métodos tan poco ortodoxos como, por ejemplo, realizar un casting para confeccionar la lista. Los partidos tradicionales, básicamente PSOE y PP, en cambio, siguieron haciendo lo mismo. El resultado fue claro: mientras unos perdían el poder estrepitosamente, otros quedaban reducidos a la mitad. Y lo curioso es que, lejos de aprender, vuelven a cometer los mismos errores. Presentan listas desgastadas de antemano para las Generales: una especie de «revival» del pasado llena de «políticos antigualla». Si cabe en el caso del PP se nota aún más. No sólo recuperan a Mercedes Fernández, sino que le aseguran el puesto a Isidro Fernández Rozada por su fidelidad. Parecen querer decir al mundo que en su partido el talento no tiene premio y la obediencia sí. Mucho me temo que, otra vez, volverán a salir escaldados de unos comicios. Cuando no se capta el mensaje lanzado por las urnas a la primera, la segunda vez se repite con más fuerza. No sería de extrañar incluso que Foro Asturias, además de ganar las elecciones, diese otra lección a los aparatos partidistas asturianos que basarán toda su campaña en lo que haga el «primo de Zumosol»: sus líderes nacionales.