¿Qué hubiera pasado si Zapatero hubiese convocado un referéndum para subir la edad de jubilación? ¿O para bajar el sueldo de los funcionarios el 5%? ¿Cómo nos lo hubiésemos tomado? ¿Aceptaríamos las medidas o habría un voto masivo de protesta e indignación? Lógicamente, en los tiempos que vivimos las medidas impopulares no se pueden consultar tan a la ligera. Cuando Grecia entró en el euro haciendo trampas, ¿preguntaron acaso a los ciudadanos si querían pertenecer a una unión monetaria? ¿Por qué entonces lo hacen ahora? Pues, porque se encuentran entre la espada y la pared. Si aceptan los 130.000 millones de euros del rescate saben que tienen que apretar las tuercas aún más, y si no saldrán del euro con todas sus consecuencias. Me refiero, a que no aceptar el dinero europeo significa que el país no podrá pagar las pensiones en pocos meses. ¿Están los griegos dispuestos a esto?
A mí la postura del Gobierno griego me parece poco seria. Días después de la cumbre europea –y con el trabajo que costó ponerse de acuerdo- no se puede decir que hay que consultarlo con los ciudadanos. Una gran mayoría entenderán que la mejor medicina es rechazar lo acordado para no sufrir más. Sin embargo, si el país es ahora insolvente al 50%, con la salida del euro, lo sería al cien. Su deuda, por efecto de la devaluación, se incrementaría enormemente y el empobrecimiento general de la sociedad sería brutal. Vamos, que el efecto que produciría en términos económicos sería como una pequeña bomba atómica. Así lo han interpretados los mercados y por eso se han hundido. O Grecia sigue el camino que le muestra la Unión Europea, o la debacle financiera está servida para todos.