Veo con preocupación lo que está sucediendo en la antigua Cajastur. De ser una caja sólida y que, para nada, tenía problemas con su capitalización; nos encontramos de repente ante una entidad con problemas. De tener un rumbo más o menos estable en su unión con Ibercaja, se ha pasado a buscar fondos de forma impetuosa para intentar cumplir con los requisitos de capital. El desencadenante, sin duda, ha sido el resultado de las pruebas de estrés al sistema financiero. La consultora Oliver Wyman cuantificó unas necesidades de capital sólo para Liberbank de 1.198 millones de euros. Esto, como es de suponer, produjo la reacción del socio más fuerte, a la postre, Ibercaja, que quería una mayor participación y mostraba reticencia ante el resultado. A mí, la verdad, también me pareció inquietante la cantidad. Dicho de otra forma: nadie esperaba que fuera tan alta. Supongo que en esto tendrá mucho ver haberse tragado el sapo de Caja Castilla La Macha (CCM), junto con unos activos inmobiliarios sobrevalorados. Como estrategia, la cúpula del banco, ha dicho que buscará capital incluso saliendo a bolsa, además de vender todo lo que pueda. No obstante, yo lo veo complicado. Después de las experiencia de Bankia –arruinando a sus accionistas- no creo que muchos confíen en las entidades financieras. Es más, en el caso de la antigua Caja Madrid fueron mayúsculas las presiones para que se comprasen títulos y, ahora, como todos sabemos, se encuentran en menos de un tercio de su valor incial. Por ahí, me temo, Liberbank no lo va a tener fácil y, más que probablemente, tendrá que acudir a las ayudas públicas. O lo que es lo mismo: pasará a ser una entidad monitorizada por el Banco de España.
Lo que se sorprende realmente es la noticia que podemos leer hoy: va a regular su plantilla. Es decir, reducirá media hora la jornada, cerrará oficinas los jueves por la tarde y rebajará los sueldos al mínimo del sector. En resumen: apretará las clavijas a sus trabajadores. Pasarán de estar entre los más aventajados –las condiciones laborales de Cajastur eran envidiados por el resto del sector- al furgón de cola. Una medida drástica y que, a priori, da imagen de entidad en apuros.