Galicia. No cabe duda de que aumentar una mayoría absoluta es un éxito. Más si cabe, al ser el partido gobernante en Madrid y sufrir un cierto desgaste. El mérito, claro está, debemos dárselo a Núñez-Feijóo. Un político que suma ya dos victorias inapelables y ha borrado, como ayer se vio, a los socialistas de la oposición. Ahora bien, para ello se han dado también un cúmulo de circunstancias que le han favorecido. En primer lugar, una oposición completamente desarbolada. Los nacionalistas del Bloque, al dividirse, han conseguido unos malos resultados. Juntos, con Beiras dentro del partido, hubieran estado cerca de ser la segunda fuerza política. Asimismo, el Partido Socialista de Galicia llegó a las elecciones con lo justo. Sin líder, muchas tensiones internas y casi una candidatura de compromiso. El resultado: han perdido 7 escaños dando una imagen paupérrima. Pero también, hay que achacar la menor participación a esa falta de ilusión en los votantes socialistas. Quienes no querían votar al Partido Popular parece claro que se quedaron en casa. Mérito, una vez más, de Núñez-Feijóo que supo manejar los tiempos electorales –adelantó los comicios- de forma muy inteligente. Ojalá el Partido Popular asturiano sepa sacar conclusiones. Una de ellas es que, con políticas propias y un buen liderazgo, se llega muy lejos. Los populares gallegos supieron respetar la jerarquía de Madrid, pero manteniendo su voz y señas de identidad. Otros, como vemos cada día, no lo saben hacer.
País Vasco. El gran ganador de la noche, por más que nos duela, ha sido Bildu. Con una candidata sosa y campaña de bajo perfil han conseguido 21 diputados. No tan lejos del ganador de las elecciones, Íñigo Urkullo del PNV, que llegó a los 27. La irrupción de esta fuerza ha afectado a todo el mundo. Los, digámoslo así, constitucionalistas (PSE y PP), se han dejado por el camino 12 escaños. Pagando cara, desde luego, su experiencia conjunta de gobierno. En cambio, el PNV, pese a perder 3 diputados, va a formar un nuevo ejecutivo. La duda, obviamente, es con quién. Si optará por un bloque nacionalista al aliarse con Bildu, o reeditará de nuevo un pacto con los socialistas. Entiendo que, más que probablemente, navegará entre las dos aguas. Cuando le interese buscará el voto de la izquierda más radical, y cuando no se aliará con el PSE. Lógicamente, el ser dúctil le puede dar más juego que formar un gobierno estático. En cualquier caso, es de revisar el batacazo de los socialistas tanto en Galicia como Euskadi. Rubalcaba sale tan tocado que, si quiere sobrevivir políticamente, no le va a quedar más remedio que endurecer su oposición. La hasta ahora política meliflua no le ha servido de gran cosa. Su electorado pide estar en la calle protestando y, si no, se marchan a otras opciones que lo practican. Será interesante ver la reflexión que hacen desde Madrid, porque, como se está viendo, el descontento sube cada día más en sus filas.