Son muchos los que están preguntado por la nueva Ley de Tasas Judiciales. Vamos, que está en boca de todos y no para bien. En principio, el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, la aprobó para evitar el colapso de los juzgados. Ahora bien, lo hizo sin la preceptiva consulta a los profesionales de la Justicia y, quizá, también, con demasiada celeridad. Los ejemplos de ciertos despropósitos, como digo, están generando más de un comentario. Por ejemplo. Si a uno le ponen una multa de tráfico de 90 o 100 euros tendrá que pagar 200 por recurrirla. Si se produce una negligencia médica valorada en 100.000 euros, la tasa será de 300 euros más el 0,5% del importe de la reclamación. Los recursos por despido tendrán que pagar 500 euros, aunque, eso sí, tendrá un 60% de descuento como rebaja a los trabajadores. En definitiva, debemos valorar esta nueva norma en dos vertientes. La primera, si no representa un obstáculo para acceder a uno de los pilares del Estado de Derecho, a la postre, la Justicia para el ciudadano. Y la segunda, si va a cumplir su objetivo, o sea, que se pongan menos pleitos. Respecto a esto último podemos dudar claramente con un caso práctico. Las cantidades impagadas hasta 3.000 euros no llevan tasas, sin embargo, a partir de ese importe, se pagarán 100 euros y 150 más si hay juicio verbal. Pues bien, pongamos un caso de morosidad en una comunidad de vecinos cualquiera. Hasta ahora, los propietarios iban aguantando la situación para ver si su vecino se ponía al día. Pero, con la nueva Ley de Tasas, van a llevarlo al juzgado antes para evitar pagar los 100 euros correspondientes.Quiero decir que, lógicamente, este tipo de pleitos no va a decrecer. Más bien, serán más y de menor cuantía para eludir el pago de la tasa.
Podemos coincidir con el ministro Gallardón en que a veces se abusa de la Justicia. Son muchos los juicios banales que colapsan el mecanismo, mientras que los importantes sufren retrasos. ¿Se soluciona esto poniendo un peaje de acceso a la Justica? Pues no ya que, por esa regla de tres, los atascos de tráfico también se evitarían cobrando por utilizar la carretera. ¿Hay otras maneras de evitar esto? Pues seguramente sí y es en lo que Gallardón lamentablemente ha fallado: el ministro de Justica no escuchó a nadie lanzándose a la piscina sin más. He aquí las consecuencias.