Sobre todo, al votante de CiU como quedó claro ayer. Artur Mas, con su viraje hacia la independencia como razón de ser, alejó a casi 200.000 votos de Convergencia. El electorado catalán de centro-derecha, tradicionalmente de CiU, sintió vértigo al ver como el partido del “seny” se volvía prácticamente igual que Esquerra en sus planteamientos. Eso, obviamente, no gustó demasiado. Además, muchos pequeños y medianos empresarios vieron como se ponía en peligro su negocio ante la confrontación con el Estado. Esa, digámoslo así, pequeña burguesía catalana votante tradicional, no se sintió para nada identificada con el giro tomado por CiU. Dicho de otra forma: fue un ataque frontal y directo a su electorado que le ha llevado a perder 12 escaños. Algo así como borrar unas señas de identidad -la de un partido moderado que sabe conjugar perfectamente el catalanismo con España- que le ha situado irremediablemente en el precipicio electoral. Pero no sólo eso, también hay que tener en cuenta el desgaste como partido gobernante. Cuando CiU llegó al poder se dio cuenta de lo que recibía: una economía arruinada por los años del tripartido. Conseguir poner en orden las cosas –que no lo ha conseguido, ni mucho menos- le ha llevado a tomar medidas drásticas. De ajuste puro y duro que, como es normal, pasaron factura. Y por si fuera poco, tuvimos durante toda la campaña revoloteando un presunto informe policial que denuncia la corrupción. Derivado del “caso Palau” todo apunta a que dentro de CiU va a tener lugar una catarsis. Cuentas en Suiza, comisiones millonarias y un sinfín más de chanchullos que quedan por aclarar. En definitiva, Mas hizo una apuesta, una huida hacia delante para salvar una situación económica límite, y ahora lo va a tener peor. Tendrá que pactar con el independentismo catalán de “pata negra” –el de ERC, claro está- poco proclive a los recortes. O sea, va a tener por un lado que contentarles con el caramelo soberanista, y por otro poner en marcha una economía que no puede pagar lo que debe. En definitiva, el mundo al revés: Más ha resucitado el independentismo, pero, eso sí, para beneficio de otros.