Pienso que la famosa «consulta democrática» del pacto de gobernabilidad firmada entre CiU y ERC no se va celebrar. Pero, bien es cierto, no ya porque políticamente no se intente, o se esté toda legislatura amenazando con el referéndum como si fuese una bomba; sino porque económicamente las cosas les van a ir a peor. Llegarán al 2014 con más inestabilidad, más paro y, en general, con una economía completamente retraída con respecto al resto de España. Es decir, dentro de una sensación de pobreza y pérdida de bienestar asfixiante. Y eso es así, simplemente, porque la batería de medidas económicas que se van a poner en marcha son un auténtico disparate. En ese supuesto camino hacia la independencia, pretenden que el pueblo catalán y sus empresas paguen por todo. No ya sólo con un impuesto de la renta al 56% de tipo máximo, o abonando un euro por receta, o con un impuesto sobre las pernoctaciones turísticas para disuadir al visitante; sino con 9 nuevos tributos bastante sorprendentes. Como ejemplo, tomen el que más me ha llamado la atención: el que se crea sobre bebidas con exceso de azúcares. Cuando uno beba un refresco, probablemente, va a estar pagando también por si engorda. Supongo que ése será el motivo de tan chusco gravamen, porque, la verdad, no veo ninguna otra razón. Vamos con el siguiente : el que grava los pisos vacíos. Al más puro estilo Esquerra, CiU ha tragado con un impuesto que grava la propiedad. Según ERC tener un piso vacío y no al servicio del pueblo catalán, es punible y eso se penaliza. Un padre que esté guardando un inmueble para su hijo –porque, simplemente, no lo quiere alquilar- va a pagar más. Lo mismo que cuando lo herede ya que se recupera el impuesto de Sucesiones. Las grandes superficies, los residuos de las nucleares, las emisiones de dióxido de carbono también están en la lista. En definitiva, aquí no se libra nada ni nadie. Resulta alucinante que un partido como CiU –por definición liberal y enraizado en la burguesía catalana- trague con esto. El señor Mas, en su hoja de ruta hacia la independencia, no parece hacerle ascos a los dislates más absolutos. Crea un impuesto sobre los depósitos bancarios –evitando así el que diseño Rajoy a tipo cero- sobre unas entidades que están quebradas. ¿Lo va a pagar acaso CatalunyaBank que necesitó 10.000 millones de euros del Estado para recapitalizarse? Si el beneficio de La Caixa fue de 1.000 millones, ¿cuánto va a menguar si le cobran el impuesto? Ah, y encima creen que no lo van a pagar los clientes. Ilusos.