Durante los años 2008 y 2009 la situación de los inversores era confusa. Estaba claro, porque la crisis inmobiliaria había estallado tras el verano de 2007, que comprar una vivienda ya no era rentable. Pese a que los precios todavía habían bajado tímidamente, se veía que el mercado iba agotándose. Existía, en definitiva, mucha más […]