>

Blogs

Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

La buena educación.

Hace tiempo que en la universidad se perdió la buena educación. No la de calidad, que seguramente; sino ésa que ni siquiera se aprende en las aulas. Cada vez que alguien relevante –político o personaje público de cualquier condición- la pisa se produce un lío. Rosa Díez lo experimentó en carne propia cuando, después de intentar dar una conferencia en La Complutense, tuvo que salir escoltada. A Carrillo, en la Autónoma, le ocurrió lo mismo ante una turbamulta que le llamaba asesino. El ex ministro Josep Piqué y Aznar con su famoso dedo índice en Oviedo, fueron también objeto de la «tolerancia» de algunos. La consecuencia, lógica por otra parte, es que casi nadie del mundo político quiere ir. Más que nada, para no salir escaldados. Los universitarios del siglo XXI prefieren la bronca, a respetar las ideas de los demás. No se limitan a ignorar o no acudir a la charla de turno, sino que el objetivo es reventarla. Se mire a la izquierda o derecha. Mal vamos si, en un país donde tanto se invoca la democracia, la élite de su formación va por ese camino.

Y ayer, sin duda, tuvimos un episodio más. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, se quedó con un palmo de narices ante algunos premios Fin de Carrera. Una docena se negó a saludar a las autoridades, dejando, en cierta manera, un mal sabor de boca a todo el mundo. El hecho, para mí, no tendría mayor transcendencia salvo por una cosa: se trataba de un acto donde los protagonistas eran los propios universitarios. Hoy la noticia en los medios de comunicación, no es que 129 jóvenes han sido los más brillantes en sus disciplinas, sino la cara de circunstancias del Ministro. Las legitimas protestas, como es lógico, deberían de haber estado en la calle o el salón de actos; pero nunca en la entrega en sí. Algunos de los premiados recogieron su diploma, no sé, como a quien le entregan publicidad por la calle. Tal parecía que fuesen a arrojarlo directamente a la papelera. Otro, efectivamente, saludó por cortesía, pero luego se dirigió a un auditorio entregado reclamando voz en grito «Una educación libre para todos». Al que le tocó dar el discurso protocolario, como se le ocurrió agradecer el apoyo de las autoridades, tuvo que escuchar desde el público: «Dilo en tu nombre». En fin, yo creo que se puede protestar de otra forma. Seguramente, una sonora pitada al ministro Wert por su Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa hubiera estado mejor. Así, por lo menos, no se quedaría uno con la impresión de que en la universidad se han perdido completamente las formas.

Temas

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


junio 2013
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930