Un secretario general debe saberlo todo (o casi) de su partido. Esto es, resulta bastante difícil –si hace su trabajo de manera normal, ni siquiera bien- que algo escape de su control. Quiero decir que, al final, en la vida de un partido, todo acaba dando vueltas alrededor de su cargo, siendo en muchas ocasiones el presidente una figura de cara a la vida pública. En las declaraciones que han hecho tres secretarios generales del PP (Cascos, Arenas y Cospedal) todos transmitieron las responsabilidad por las presuntas donaciones ilegales al tesorero. Es decir, que era su función controlarlas y que ellos no sabían nada acerca de ellas. Lo cual, dicho sea de paso, sorprende bastante. A mí me resulta del todo imposible que un tesorero no informe a su secretario quién dona y qué cantidad. Es más, en muchas ocasiones el donante lo pone como condición «sine qua non»: dile a fulanito que el dinero lo puse yo. Porque, como está claro, la financiación a un partido político siempre tiene un precio que pagar. En resumen, una de las contradicciones que se puso de manifiesto ante el juez Ruz fue ésta: que los secretarios generales populares apuntaran hacia abajo en sus responsabilidades. Saber quién pone pasta, en qué cantidad y si eso está bien hecho o no; por lo visto, no parece que sea un tema que importe a la Secretaria General. En fin…
Otra viene a cuento de los sobresueldos y la famosa contabilidad B. Tanto Cospedal, como Arenas o Cascos lo negaron tajantemente. Si cobraron lo reflejaron en su correspondiente declaración de la renta y, de cualquier otra contabilidad que no sea la oficial, no saben nada. Sin embargo, la persona que sustituyó a Bárcenas en la gerencia, Cristóbal Paez, admitió cobrar 12.000 euros que figuran en los papeles del ex tesorero. Quiero decir que, presuntamente, resulta curioso que un gerente cobre en negro y no así otros cargos superiores. El tema de los sobresueldos, si se hizo legal, no tiene vuelta de hoja. Si el PP quiere remunerar así a sus cargos tiene todo el derecho a hacerlo. Como dijo Mariano Rajoy: se hace en todos los lados. Ahora bien, si yo fuese un militante del PP –de esos que dedican horas, esfuerzo y sacrificio sin ganar nada- me parecería muy mal. Es como si hubiese una cúpula donde se reparten cantidades millonarias, mientras que el resto está a verlas venir. Si estas cantidades fueron entregadas en B la cosa cambia. Fiscalmente, no van a constituir delito por estar prescritas, pero, a la postre, el descrédito moral para un partido que está gobernando es inmenso. ¿Con qué cara van a perseguir entonces el fraude fiscal?