Los liderazgos eternos producen esclerosis en las organizaciones. Una situación que las acaba llevando al límite en cuanto a su continuidad. Cuando el líder se agota (o decide dejarlo) los posibles sucesores ya no están porque se han cansado de esperar. Muchos se han marchado para casa y a otros les falta la ilusión necesaria para tirar del carro. Vamos, que se les ha pasado el arroz. Los 36 años que José Ángel Fernández Villa estuvo al frente del SOMA tienen un poco de eso. El sindicato no encuentra sucesor porque sabe que una personalidad tan fuerte es difícil de sustituir. Y más, en una coyuntura –cuando la minería tiene fecha de defunción en 2018- tan complicada como la actual. El  problema del SOMA para no celebrar la famosa fiesta de Rodiezmo, no son sólo los problemas económicos como se ha puesto por excusa, sino que está muy tocado. Tanto, que no encuentra apoyos por ningún lado. ¿Qué es Rodiezmo sin Fernández Villa y sus discursos de una hora? ¿Qué es si ni Rubalcaba que pasa el verano en Llanes quiere aparecer por allí? A la fiesta minera le ha pasado lo mismo que a sus seguidores: se ha prejubilado a los 34 años. Justo, entiendo, cuando más se necesitaba. Porque, si el Gobierno tiene el punto de mira puesto en cumplir las exigencias de Bruselas, la voz sindical debería escucharse más alto y claro que nunca.  Sin embargo, la sensación de derrotismo, de resignación hacia un futuro de pozos cerrados, es más que evidente. Rodiezmo da la medida de un sector que piensa más en la jubilación que en otra cosa.

La Fiesta de la Rosa que se celebró en Oviedo, sin duda, no es lo mismo. Se pudo escuchar a Javier Fernández inaugurando el curso político, pero su repercusión no es comparable. El presidente asturiano hizo un discurso domestico: de combate hacia la oposición y gobierno central. Pero, bien es cierto, nada más. Nada que ver con el brillo de Rodiezmo cuando acudía Rodríguez Zapatero y sus ministras puño en alto.  De aquellos tiempos, ya nada queda. Incluso el propio Zapatero dejó de ir en vísperas a una huelga general. Rodiezmo llegó a ser en cierta medida incómodo y por eso se ha quedado solo. Huérfano de todo y de todos.