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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Método del sobrecoste.

A mí lo de las obras del Canal de Panamá me suena. Es como una especie de «Déjà vu». Sí, algo que ya has vivido antes. El Grupo Unidos por el Canal (GUPC) –liderado por la española Sacyr- se llevó la concesión por 3.200 millones de dólares. Casi mil  menos que la siguiente empresa: una estadounidense que aseguraba que la oferta de GUPC era irrealizable. Esa cantidad –según una filtración de Wikileaks- no daba ni para el hormigón. Sin embargo, se la adjudicó. Todo ello, claro está, pensando en intentar colar un «modificado» a mitad de obra. O sea, para complementar lo que de verdad debió presentarse en su día. El problema se encuentra en que dicho sobrecoste es de 1.600 millones de dólares. Esto es, la mitad del presupuesto total. El GUPC pretende cobrarlo o se retira. Culpan a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) de no suministrar datos geológicos correctos. En concreto, problemas con una cantera de basalto. De momento, los panameños se niegan en redondo a pagar esa cantidad. Casi prefieren que se resuelva el contrato. Al final, ya verán, se impondrá la negociación.

El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se va a poner en marcha estos días. La Unión Temporal de Empresas (UTE) que lo realizó logró colar un sobrecoste de 90 millones de euros. La construcción se adjudicó por 205 millones y acabó costando 300. Bien es cierto, que se hicieron algunas mejoras que no estaban en la oferta inicial. Con todo, adivinen quién estaba detrás de la obra. Pues sí, Sacyr era la empresa dominante en la UTE que la llevó a cabo. Otra UTE llamada «Dique Torres» repitió la historia del Canal de Panamá pero con El Musel. Aquí el sobrecoste fue tremendo: un 40% más de lo que se había adjudicado. Tal fue así que ahora El Musel se encuentra en una situación financiera delicada: monitorizado completamente por Puertos del Estado. Las razones que se adujeron fueron dos: los temporales del Cantábrico y el cambio de suministro de una cantera de piedra. En su día, también se amenazó con parar la obra y, en síntesis, se produjo una negociación que todavía continúa. La UTE reclama en los tribunales a día de hoy, ojo, 330 millones de euros. La Variante de Pajares va a costar – o eso parece- 3.200 millones de euros. Lleva 10 años de obras y acumula un sobrecoste de 1.341 millones. El 72% con respecto al presupuesto que en su día se presentó. Todo eso, claro, si las filtraciones de agua y la ladera de Campomanes no lo aumenta más. ¿Quién está presente en la UTE de Pajares? Sí, también Sacyr.

Estamos viendo, pues, que los modificados (o sobrecostes) son un método de trabajo. Las empresas se adjudican las obras públicas por una cantidad muy inferior a la real y, después, a la mitad, dicen que hay que poner más dinero o la paran. Se ve entonces la Administración entre dos fuegos: o negocia, o rescinde el contrato con todos los problemas (y retrasos) que ello conlleva. Normalmente, se opta por lo primero. Sacar a concurso de nuevo la obra lleva demasiado tiempo y hay que esperar a la resolución del anterior contrato. Esto es lo que la empresa Sacyr –como estamos viendo- exportó a Panamá.

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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