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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

La chispa se apaga.

Otra vez la sociedad asturiana recibe un mazazo: la planta embotelladora de Coca-Cola en Siero cierra. La «chispa de la vida» se apaga. Aunque ya era un rumor muy extendido, ayer faltamente se confirmó: 1.250 empleados y cuatro plantas en toda España sufrirán las consecuencias. Y, como no, a la asturiana le tocó. Desgracia compartida con la multinacional Tenneco en Gijón que deja también a 216 trabajadores en la calle. Y antes, en 2012, la fábrica de motocicletas Suzuki de la misma localidad. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estas deslocalizaciones de multinacionales de manera tan seguida? ¿A qué se debe este proceso? Bien, lo primero que hay que decir es que estas grandes empresas se rigen por la ley del mercado pura y dura. Quiero decir que antes España era muy atractiva porque su economía crecía y los ciudadanos consumían abundantemente. Ahora, lógicamente, la cosa ha cambiado. La crisis se ha llevado por delante las expectativas de compra y, por tanto, el mercado español, ya no es tan rentable. Se van, como en el caso de Tenneco, hacia los países del Este en pleno boom económico de consumo. Si se vendiesen scooters como en Tailandia, Suzuki no se hubiera ido allí. Si la gente consumiese Coca-Cola como en los tiempos de bonanza, la embotelladora asturiana seguiría produciendo 56.000 botellas de refresco por hora. Nada de eso se da y, al final, acaban marchándose. Tanto vendes, tanto vales. Dicho esto, también convendría reflexionar sobre si aquí en Asturias les estamos dando las condiciones adecuadas para su permanencia. Desde luego, políticamente no. Llevamos una «legislatura horribilis» con dos presidentes, dos prórrogas presupuestarias (más otra que queda el año que viene) y, en general, una inestabilidad aplastante. Tanto, que dudo que algún inversor se atreva a confiar en los gobiernos provisionales que estamos teniendo. Además, como ya hemos recalcado en este blog, el sistema fiscal no ayuda para nada. Si juntamos todo –bajada del consumo, inestabilidad política y sistema tributario sin incentivos – tenemos razones para pensar que las multinacionales eligen antes cerrar en Asturias que en cualquier otro lugar.

¿Tiene esto remedio? Pues sí, porque en el resto de España todavía se producen aperturas o crecimiento de fábricas. Sin ir más lejos, las del sector del automóvil produciendo nuevos modelos. Tenemos, pues, que volver a la política de los años noventa donde se buscaba activamente implantaciones. Ejemplo, la llegada de Du Pont. Hay que hacer atractivo nuestro paraíso natural a la inversión extranjera y para eso es necesario cambiar el chip.

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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