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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El 3% asturiano.

Queremos saber: todo se resume en eso. Desde que saltase a la palestra la fortuna oculta de José Ángel Fernández Villa, se acumulan las preguntas. Si un líder sindical tan importante acumuló semejante cantidad de dinero negro, ¿qué ocurrió con todos los que estaban a su lado? El propio PSOE ha dicho estos días atrás que creía que Villa no actuó solo. Pues bien, ¿quién estaba con él? ¿Hablamos de que existía una red, a modo y manera de la familia Pujol, que se dedicaba a los tejemanejes? Si el jefe consiguió ese dinero fuera del control de Hacienda, ¿no es razonable pensar que había cómplices en todas sus operaciones? Porque, otra cosa no, pero Villa vio pasar por delante de sus manos millones de euros. Tantos, que muchas veces no se podían materializar en obras concretas. Era tal el chorro de los fondos mineros que ni siquiera se podían gestionar. Proyectos con financiación que nunca se llegaban a realizar. Incluso el Gobierno de Mario Rajoy cerró unos cuantos al estar ahí pintados en un papel desde hacía años. Entonces, pregunto, ¿no es lógico pensar que al pasar entre las manos algo se quedase en las uñas? Si el conocido «caso Campelo» se trataba precisamente de eso, de cobrar comisiones a un hipermercado por implantarse, ¿por qué no hemos de entender que existió toda una red de comisionistas que cobraba por las obras? Conocida es la frase de Pascual Maragall en el Parlamento catalán a la bancada de CiU: «ustedes tienen un problema», dijo el Presidente, «y se llama el 3%». Estupefacción general. Todos entendimos de sobra lo que quiso decir. Diputados removiéndose en sus sillas. Sin embargo, nadie hizo nada. Se miró para otro lado y ahí quedó la cosa. Era un secreto a voces que CiU –y la familia Pujol, por supuesto- cobraba comisiones a las empresas que realizaban obras para la Generalitat. De forma, como se ha sabido ahora, descarada y obscena: era el propio Jordi quien llamaba directamente a las empresas para recordar el impuesto. ¿No podemos entender, pues, que existe paralelismo entre el 3% catalán y uno asturiano? ¿No podemos entender que una vez descubierto al jefe queda toda una trama oculta detrás?

Método burdo.
Leo que José Ángel Fernández Villa acudió a un banco con una maleta llena de dinero. Eso, lógicamente, después de acogerse a la amnistía fiscal. En fin, no se puede ser más burro (con perdón). No parece que haya fondos en paraísos fiscales ni alta ingeniería financiera: en efectivo y en casa. Debajo del colchón como la abuela. Yo me pregunto, ¿cómo pensaba Villa aflorar ese dinero? ¿Se puede gastar tanta cantidad sin levantar sospechas? Porque, Fernández Villa, que se sepa, no hizo nunca ningún alarde de ostentación. Ni en vestuario (lo más el pañuelo rojo en Rodiezmo), ni en vehículos, ni siquiera en inmuebles: tiene once propiedades la mayoría en un porcentaje muy bajo al ser por herencia. Quiero decir que el líder del SOMA, por lo visto, debió verse con el agua al cuello ya que su dinero no tenía forma de sacarlo a la luz. Pasaban los años, su estado de salud empeoraba, y los fajos seguían debajo del colchón. Todo un problema. Por lo menos, digo yo, podía haber consultado a un asesor financiero. Pero ni eso: se lo llevó directamente a un banco y con ello acabó cavando su propia fosa. Descanse en paz el símbolo por excelencia de la minería asturiana, porque ha muerto políticamente y está enterrado a tres metros bajo el suelo.

Temas

psoe, pujol, villa

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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