Mariano Rajoy ha decretado que estas son las últimas navidades de la crisis. Eso sí, después le puso matiz. El caso es que, según el Gobierno, la crisis va a ser historia a tenor de los datos macroeconómicos. ¿Puede Javier Fernández decir lo mismo? ¿Sentimos algún tipo de recuperación en nuestro paraíso natural? Sin duda, no. Estamos, digámoslo así, más bien fuera de ese circuito que parece marcar la recuperación. Aquí sentimos que, en vez de eso, nos aprietan cada vez más las tuercas. Vean si no el caso más reciente: el de Alcoa. Si la multinacional del aluminio decide marcharse por la tarifa eléctrica, el agujero sería profundo. Más de 700 empleos directos y casi otros tantos de forma indirecta. Y como eso, en poco tiempo hemos visto decir adiós a Suzuki, Tenneco (de forma parcial) y la embotelladora de Cocacola. A esto hay que sumar otras muchas pequeñas y medianas empresas que se han quedado por el camino. La sensación general a nivel asturiano es de que el coche no arranca, de desmantelamiento de toda una región . «Trata de arrancarlo, Javier», le decimos al presidente del Principado; pero es como si no encontrase la forma. Nuestros presupuestos se decidan al pago de la nómina de funcionarios y la deuda. No hay más. La inversión planteada es tan reducida -330 millones de euros- que de ninguna manera puede considerarse como un instrumento para la recuperación. Digo más, pese a que la deuda es la cuarta más baja de la España autonómica, se llevará 484,4 millones de euros el año que viene en intereses. Sobre el 12,2% del total presupuestario. Llegará el día, de seguir así, que los asturianos trabajaremos –los pocos que todavía lo hacen- para una sola cosa: pagar los servicios públicos y el pufo generado. ¿Alguien se ha planteado rebajar el voluminoso aparato público asturiano? Desde luego, no Javier Fernández. Más bien, lo considera un tesoro a conservar. ¿Alguien se ha planteado que se puede hacer igual (o más) con menor tamaño de la Administración? No el Gobierno asturiano. Asturias es la segunda autonomía que menos redujo su sector público desde el inicio de la crisis. Se limitó a eliminar dos entes –Procuraduría y el Instituto Asturiano de Estadística- sin ningún tipo ahorro. Así, va a ser complicado sacarle rendimiento a nuestros impuestos. Los cuatro o cinco que todavía trabajamos, insisto, tendremos que seguir manteniéndolo. Contra viento y marea defiende Javier Fernández un aparato que considera ajustado. Ahora bien, los hechos están ahí. La deuda, como digo, pasó de 770 millones de euros en 2008 a 3.654 previstos para el año que viene. No parece que se le dé importancia.
¿Y el Principado?Ayer tuvo lugar la firma de un convenio con una línea aérea para que tenga su base en Asturias. En la foto pueden ver a los ayuntamientos de Gijón, Oviedo y Avilés; junto con las cámaras de comercio y la patronal asturiana. Ni rastro del Principado. Los señores antes mencionados pusieron dinero -700.000 euros- para que Volotea se asentase aquí. De momento, bien es cierto, con destinos vacacionales muy propios del verano pero nada comerciales. Ahora bien, al Principado ni se le vio pese a que tiene la intención de aportar 3,3 millones de euros. Seguramente, en cualquier otro tipo de acto –la concertación social, por ejemplo- estaría presente Javier Fernández en la imagen. No lo duden. Y eso que era un acuerdo histórico: la primera vez que se unen los tres grandes ayuntamientos asturianos para financiar conjuntamente una estructura de este tipo. Como ven, no interesa. Más bien, la concertación social es lo que mola. Millones de euros pintados en un papel para que sindicatos y patronal se dediquen a gastarlos. El único problema, como se ha demostrado, es que son virtuales.