María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, admitió en rueda de prensa que no sabía nada de la anulación del congreso en Gijón. Habían transcurrido 24 horas desde la sentencia. Lo dijo preguntando, «Ignacio, ¿qué?», en referencia al candidato –Ignacio Riestra- que presentó la demanda. A todo esto -y cuando se acaba de enterar por una periodista, insisto- dictaminó que en ningún caso habría gestora y se recurriría la sentencia. Vamos a ver, si no estaba informada, ¿por qué dio soluciones sobre la marcha? Ninguna de las dos cosas ha sucedido. El PP regional da por buena la decisión judicial, y a modo de gestora nombra a una serie de militantes que regirán el partido hasta un congreso extraordinario el 7 de febrero. En apenas 16 días, quien quiera concurrir, tendrá que reunir la astronómica cantidad de 500 avales. Los mismos que en el congreso anulado. Mercedes Fernández sale así al paso de lo que podríamos tildar como «la madre de todas las chapuzas». Tan contundente fue la sentencia que no dejó lugar a dudas. Lo anuló de arriba abajo. Se hizo sin ninguna garantía y casi digitalmente para que David González Medina, el candidato oficial, fuese proclamado presidente aquel triste sábado donde el partido se fracturó en dos. Por un lado, la candidatura que no pudo presentarse junto con el grupo municipal y, por otro, el sector afín a Fernández que ha estado gobernando desde entonces de forma autista. Amén, claro está, de los numerosos militantes que al día siguiente se dieron de baja. Llevo desde antes de los 18 años con el gusanillo de la política. Por tanto, quiero hacer memoria y no recuerdo cuándo la Justicia ha anulado un congreso a un partido. Normalmente, la posición de los jueces en estas cuestiones suele ser bastante laxa: una especie de «laissez faire, laissez passer». Aunque dos políticos mienten a su madre, el magistrado lo suele despachar con una especie de «son cosas de la política». Sin embargo, esta vez no. El titular del número cuatro de Primera Instancia e Instrucción vio tal cantidad de irregularidades que consideró nulo la totalidad –ojo, no una parte- del congreso. Como digo, jaque mate a la actual dirección del PP a nivel regional.
¿Más de lo mismo?
El congreso exprés que se montó ayer tiene toda la pinta de ir a las formas y no al fondo. Quiero decir, de subsanar los vicios que señaló el juez para obtener el mismo resultado. Y la cosa no es así. El PP de Gijón necesita aire limpio. ¡Qué se abran las ventanas de par en par! Si se cree que en 16 días se dan las garantías democráticas que un proceso de este tipo necesita, es que piensan volver a repetir toda la operación. Eso sí, ahora respetando cuando menos las cuestiones formales. Miren ustedes, el PP de Gijón se va hundiendo poco a poco –como quien está metido en arenas movedizas- y desde la dirección no quieren remediarlo. Abrir en canal el partido para que se produzca una regeneración en toda regla. Desde la aparición de Foro su trayectoria ha sido un sinvivir. Primero, obteniendo el resultado más pobre de su historia reciente: cinco concejales. Después, mandando a casa a su presidenta, Pilar Fernández Pardo, de una patada. Y por último, nombrando una gestora que estuvo más de año y medio cuando iba a ser provisional. No se hizo el congreso en su día y, luego, como se ha visto, parieron este engendro que la Justicia ha anulado. Como decía Borges de los peronistas: la dirección de los populares no es buena ni mala, simplemente, incorregible.