La Administración tiene que dar un buen servicio al ciudadano. Digamos que esto es el abecé para cualquier gobierno que se precie. Es decir, que uno vaya al médico, por ejemplo, y su historial esté disponible en el ordenador correspondiente. Lo mismo podríamos decir de cualquier proceso burocrático –una solicitud, una beca, un pago de impuestos, etcétera- donde el orden y concierto debería ser lo habitual. Sin embargo, lo que vivimos esta semana pasada con los profesores interinos en nuestro paraíso natural fue todo lo contrario. Más de 2.800 docentes estaban esperando destino el 31 de agosto y se quedaron a dos velas. Apenas tenían un día para incorporarse a su centro –y con ello el cambio de residencia o viaje correspondiente- encontrándose con que el Gobierno de Javier Fernández no se lo adjudicaba. Es más, les retrasaba la llegada al destino con todos los perjuicios para el sistema educativo que ello representa. El consejero de Educación, Genaro Alonso, salió pidiendo disculpas. Lo mismo que el portavoz del Ejecutivo, Guillermo Martínez. Un fallo informático, aseguraron ambos, fue el culpable de que todo se viniera al garete. Según parece, el programa era incapaz de adjudicar destinos y daba múltiples errores. No sé, quizá, digo yo, también porque el proceso no fue probado antes y se hizo a la carrera. De hecho, Asturias es la comunidad autónoma del Estado que más tarde realiza las adjudicaciones a sus profesores interinos. El caso es que esto no es la primera vez que ocurre. En la legislatura pasada, la consejera de Bienestar Social, Esther Díaz, retrasó ad infinitum el pago del salario social a miles de beneficiarios por el mismo motivo: el programa informático no acababa de funcionar. Recuerden que el salario social es la última ayuda que recibe un individuo antes de irse a la calle. O sea, a partir de ahí, sólo le queda la indigencia pura y dura. Ya me dirán si alguien que está en una situación límite, puede estar esperando por que la informática de su comunidad funcione o no. Los fallos en el nuevo HUCA fueron muchos y muy diversos. Ojo y con sistemas, decían, de los más avanzados: el hospital sin papeles lo llamaban. Desde el programa que asignaba las citas, hasta su compatibilidad con otros sistemas de la administración que era imposible. ¿Qué pasa?¿Es tan malo el sistema informático que se utiliza en el Principado, o la escusa con la cual tapar otros agujeros de mala gestión? Si hoy en día todo gira en torno al mundo digital, ¿por qué no se revisa que su funcionamiento sea correcto? ¿Por qué se da esa imagen tercermundista?
Nuestros dirigentes son los primeros en salir a la palestra cuando cualquier tipo de trámite puede hacerse on line a través de internet. No hay más que verlos presentando la última web que permite consultar o mandar papeles a través de ella. Pomposamente lo llaman «Administración 2.0». Ahora bien, cuando de verdad tiene que funcionar para procesos administrativos relevantes; ya vemos que no lo hace y falla lamentablemente. Hoy le ha tocado a los interinos de Educación, antes a los beneficiarios del salario social y, en un futuro, quién sabe, puede que a usted o a mí.