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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Renombramiento fallido.

Uno. Cuando las cosas se hacen demasiado tarde llegan los problemas. José Manuel Palacio falleció en septiembre de 2005. Hace, pues, algo más de diez años. Desde entonces, ya me dirán ustedes si no ha habido oportunidades para ponerle una calle. En pleno «boom» urbanístico, como ocurría por aquella época, Gijón incrementaba su callejero por doquier. Contrueces, Roces o Montevil son algunos ejemplos de barrios que fueron añadiendo nombres. Era el momento, sin duda, de que Palacio hubiese tenido su merecido reconocimiento. Incluso, por qué no, en vida y con su presencia durante la inauguración. Sin embargo, nada de eso sucedió. Se fue postergando la decisión, más que nada, por esa parte canalla que tiene la política. O sea, esa mezquindad que impide reconocer los méritos si uno no es –o deja de ser, como fue lo del ex Alcalde- de un partido determinado. Tuvo que ser ahora, insisto, más de diez años después, cuando se tomó la decisión y  he aquí las consecuencias.

Dos. El caso es que esta marcha atrás va a tener efectos colaterales. A ver quién se atreve ahora a cambiarle el nombre a una calle en nuestra ciudad. Sea para José Manuel Palacio u otro cualquiera. El renombramiento fallido, llamémoslo así, ha sentado un procedente que va a condicionar el futuro nomenclátor municipal. No creo que ninguna corporación se atreva a hacer semejante cambio sin consenso, vista esta experiencia. En eso, los vecinos de la calle de la Merced han ganado. Le han echado un pulso al Pleno del Ayuntamiento con resultados favorables para su causa. Viendo su celebración –como si les hubiese tocado algún tipo de lotería- tal parece una victoria épica de la ciudadanía frente al poder establecido. Pura expresión del poder popular que tanto le gusta a Xixón Sí Puede (XSP), por cierto, impulsor de esta propuesta. El cazador, como ven, acabó siendo cazado.

Y tres. No podemos criticar a XSP por llevarla a cabo. Al final, fue el único grupo que tomó la iniciativa para que José Manuel Palacio tuviese una calle. Su fallo: se tiró a la piscina sin mirar si había agua. Pensó que la resistencia de la calle de la Merced iba a ser menor. Cogieron el mapa, vieron una vía pequeña y creyeron que todo sería consenso. Nada de eso. Los vecinos defendieron sus legítimos intereses levantando una buena polvareda. Si les hubiesen consultado previamente para ver cómo les afectaba el cambio,  seguramente, la oposición sería la misma, pero con formas bien distintas.

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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