En una entrevista para Canal 10 nuestra Alcaldesa, Carmen Moriyón, dio datos sobre las ayudas sociales del Ayuntamiento. En concreto, uno de los programas que más se había reclamado –el de las ayudas al consumo eléctrico- llama la atención por su falta de repercusión. Estaba previsto que se acogiesen al mismo unos 5.000 beneficiaros, pero los solicitantes reales apenas llegaron a 1.500. Se había reservado una partida de 1,7 millones y, efectivamente, se van a gastar sobre 525.000 euros. Es decir, menos de un tercio de lo esperado. Personalmente, no puedo dejar de relacionar esto con los discursos de las marcas municipales de Podemos: lo de la emergencia social, el rescate ciudadano, la pobreza energética, etcétera. Ahora Madrid, la plataforma de Podemos en la capital, insistió machaconamente en abrir los comedores escolares durante el verano para atender a una pléyade de niños hambrientos (según decían). La realidad fue que el gobierno de la señora Carmena sólo tuvo que atender a 500. El 9% de todas las plazas que estaban previstas. Se creía que la famélica legión iba a rondar los 5.000 niños y, en fin, ya ven en qué quedó. Carmen Moriyón recordó el colchón social del que dispone Gijón. Sin tantas alharacas como en Madrid, nuestro Ayuntamiento ya dispone de un Servicio de Intermediación Hipotecaria para evitar desahucios desde 2012. Es más, yo diría que a nivel municipal se está practicando un poco lo que proponía la doctrina clásica del capitalismo: te cuidamos desde la cuna a la sepultura. Prácticamente, el sistema de ayudas es tan amplio y variado que cubre casi todo. Para pagar el alquiler, arreglar la fachada o el tejado en tu edificio, poner ascensor o eliminar barreras arquitectónicas del portal, servicio de catering, teleasistencia o ayuda a domicilio para los mayores y hasta, como sucedió esta misma semana, se le va a subvencionar a los más necesitados la cotización a la Seguridad Social para que tengan una pensión. Además de una tupida red de centros municipales –uno por cada barrio- con todo tipo de servicios que para sí quisieran muchas ciudades. ¿Se puede hacer más? Seguro que sí. Ahora bien, las necesidades, como debemos recordar, siempre son superiores a los recursos. Es hora de ir desmontado ciertos discursos demagógicos que venían a reflejar una desatención alarmante hacia el ciudadano. Por lo menos en esta ciudad, se diga lo que se diga, el capítulo de lo social se intentan cubrir de forma bastante razonable.