Al final, lo que se está poniendo en cuestión es la forma en la que se eligen las distinciones en nuestra ciudad. Me refiero a la polémica que ha surgido por la decisión de otorgar la Medalla de Plata a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Como saben, son los distintos grupos políticos quienes designan a los candidatos que luego son ratificados en un Pleno. Normalmente, bajo la consigna de la unanimidad. Sin embargo, este año se va a romper por la decisión de Xixón Sí Puede de proponer a la PAH, algo que ni el PP ni Ciudadanos están dispuestos a aceptar. Pues bien, el vigente reglamento está claro que ha servido cuando había tres –a lo sumo cuatro- grupos políticos. Con seis formando el Consistorio, la cosa cambia. Cada uno quiere arrimar el ascua a su sardina, esto es, proponer a personas o instituciones afines, y ya vemos cuál es el resultado: las medallas de Gijón se han politizado en exceso. Con los medios que actualmente existen, pregunto, ¿por qué no se consulta al gijonés de a pie? ¿Por qué no se utiliza esa web de participación ciudadana para que todos seamos partícipes? A mí me parece que el actual sistema es polémico para esta próxima festividad de San Pedro –cuando se conceden los honores- y lo va a seguir siendo en las siguientes. Es muy probable que para el año que viene estemos igual: habrá una nueva enganchada entre los partidos. En cuanto a la medalla en sí para la PAH, uno puede compartir sus fines pero no los medios. Pongan en Google su acrónimo junto con la palabra escrache, y ya verán cuántas referencias salen. Uno puede aplaudir su labor a la hora de denunciar los abusos de la banca y la defensa de los afectados, pero no que se utilice el acoso a sedes de partidos y políticos para conseguirlo. Y eso es lo que ha hecho la PAH en numerosas ocasiones. En diciembre de 2015, algunos que lo sufrieron fueron el Partido Socialista Catalán, Ciudadanos o el PP. En 2013, año de máxima actividad de la plataforma, una tal Ada Colau (sí, la alcaldesa de Barcelona), los defendía con vehemencia «como un método democrático válido para hacerse oír». La PAH ha abusado de este mecanismo y por eso, insisto, sus legítimas intenciones muchas veces se han puesto en cuestión. Es una pena que el día en el que se rinde reconocimiento a los premiados, sea más noticia la bronca partidista que sus propios logros. Que por abusar de un concepto de las medallas demasiado politizado, éstas incluso acaben perdiendo su valor.