Esta campaña ya no da para más. Quizá sobre la última semana o quizá la anterior. No sé, el caso es que a mí se me hace larga. Lo que tenían que contar los distintos partidos ya lo han hecho de sobra. Los discursos –sobados hasta la saciedad- están estirados como chicles. Las promesas, muchas vacías, a estas alturas ya casi nadie se las cree. Y, en general, lo que nos queda por delante podemos considerarlo como los minutos de la basura. Es hora, pues, de que comencemos a hacernos preguntas. La más importante: con quién y sobre qué pactarán las distintas formaciones. Personalmente, en dos casos lo tengo claro mientras que en el resto no. Me refiero, obviamente, a PP y Unidos Podemos por un lado; y a Ciudadanos junto con el PSOE en el otro. Así, el Partido Popular no se ha cansado de repetir que pactará con cualquiera menos con Podemos. Eso sí, siempre que ellos lleven la batuta de un nuevo gobierno. Estrategia similar a la que utilizó el 20-D. Su preferencia pasa por la gran coalición con el PSOE, ya que, según Rajoy, es el modelo de referencia en Europa. Unidos Podemos también es bastante claro: quiere formar el «gobierno del cambio» con los socialistas. Llevan toda la campaña insistiendo. Incluso, fíjense, hasta han ofrecido a Pedro Sánchez la vicepresidencia de ese hipotético ejecutivo. Sin duda, regalo envenenado. ¿Qué quiere ser de mayor Ciudadanos? Lo desconozco. Los del partido naranja han vetado a Rajoy y a determinados dirigentes populares. Tú sí y tú no. Es como si el entrenador de un equipo eligiese a los jugadores del contrario. Todo el mundo pensaba que Rivera tenía afianzada su unión virtual con el PSOE, pero Albert se ha dedicado a criticarles con dureza en las últimas horas. Esta indefinición -ese querer ser un partido bisagra a toda costa- les está matando. Por último, los socialistas son quienes lo tienen más complicado. Van a tener que elegir entre la espada o la pared: o el PP o Unidos Podemos. Qué van a hacer el día después del 26-J es el Santo Grial de esta campaña. La pregunta mil veces formulada sin respuesta. Pedro Sánchez dice que hay una alternativa entre lo malo  y lo peor. Ya, pero… ¿cuál? En juego están demasiadas cosas. Tanto internas –si se cumplen las encuestas habrá fuertes terremotos- como externas.  Al PSOE lo van a situar en la tesitura más complicada de su historia. Va a tener que decidir entre debilitarse como partido, o llevar al país a unas nuevas elecciones. No me gustaría estar en Ferraz el domingo que viene.