Mientras media España está en la playa –y la otra esperando por ella- la formación de Gobierno sigue su curso. La ronda de contactos de los partidos con el Rey tiene mucho de fatiga de materiales. Un cansancio crónico de políticos, monarca y ciudadanos. Dicen los grupos que han estado con Felipe VI que se encuentra preocupado. No es para menos. Llevamos ya la friolera de 223 días sin Gobierno y tal parece que no se ve solución a corto plazo. El PP quiere formar ejecutivo, eso sí, contando con todas las garantías. Si de los encuentros con el Rey no sale un apoyo claro a la candidatura de Mariano Rajoy, muy probablemente retrasará la sesión de investidura y con ello todo el proceso. Ciudadanos, por su parte, continúa enrocado en lo que llama una «abstención técnica». Es decir, un «ni fu ni fa» que tiene un claro sabor a «no». De momento, ni siquiera se plantean variar la postura. Por más presiones que sufre la formación naranja, siempre acaba diciendo lo mismo: que ya han dado muestras de flexibilidad y que ahora le toca a otros. O sea, le pasan patata caliente al PSOE. Los socialistas mantienen su negativa a Rajoy, mientras Pedro Sánchez permanece desaparecido. Alejado –y mira que es raro- de cualquier tipo de protagonismo. Quizá, después de la experiencia anterior, haya aprendido de sus errores. O lo que es igual: está esperando a que Rajoy se queme en la sesión de investidura, para luego lanzarse en busca de su oportunidad. A todo esto, vuelve a la palestra el «caso Bárcenas». Un «zombie político» que muerde y mete miedo. Esta vez, una juez ha procesado al PP por haber borrado en 35 ocasiones el ordenador del ex tesorero. Dicho de otra forma: por presuntamente destruir pruebas. Hecho, sin duda, que han utilizado tanto Ciudadanos como el PSOE para reforzar su actitud. Y ahí seguimos. Dando vueltas en círculo. Viviendo este «Déjà vu» constante con el que nadie parece querer terminar. Todo el mundo está de acuerdo en que no puede haber unas terceras elecciones, pero nadie cede. Sin embargo, ya ven, soy bastante optimista. No tengo duda de que habrá una solución en el último minuto del último día antes de convocar comicios. Así, quien cambie de postura, quedará como el gran salvador: el partido que con  su visión de Estado evitó tener que volver a las urnas. Cosa que, en fin, a mí me da igual. Quien se ponga las medallas me resulta irrelevante. Lo realmente importante es que este país vuelva a tener Gobierno y punto.