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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Entre la bruma.

¿Cuándo volveremos a ver de nuevo la autopista del mar? Nadie lo sabe con certeza. Su situación está inmersa en una especie de bruma, similar a la que en estos días invadió la costa asturiana. Según las últimas noticias, se estima que podría haber barco hacia finales de 2017. La verdad, demasiado lejos. Queda mucho tiempo por delante, cuando, en principio, se habló de que estaría disponible este mismo año. El naviero, Rafael Riva, aseguraba que iba a entrar en funcionamiento sobre enero. Sin embargo, ya ven, estamos pasando el verano y ni se atisba. Cualquier posibilidad de explotación turística –aunque no sea su principal objetivo- se desvanece. La buena noticia, no obstante, es que la Comisión Europea ha concedido subvenciones para su puesta en marcha. Más concretamente, para la mejora en ambos puertos (Gijón y Nantes) junto con la adaptación del barco correspondiente. La mala es que no se ve ni por asomo intención de que esto sea así. La naviera de Riva, después de un comienzo demasiado impetuoso, parece haber perdido fuerza. Es como si ya no le interesase tanto y no sabemos cuáles son sus verdaderos planes para la autopista. Vamos, que no dice ni mu. Lo único palpable es que El Musel dispone de fondos para la compra de una rampa ro-ro (mecanismo necesario para el embarque en este tipo de buques) y poca cosa más. A esto hay que añadir las sorprendentes declaraciones de la conseja de Fomento, Belén Fernández. «El que la sigue la consigue», dijo en la Feria Internacional de Muestras. Pues bien, no sabemos exactamente a qué se refería, ya que, a la vista está, no se ha conseguido nada. La anterior compañía, LD Lines, también dispuso de fondos púbicos a su antojo (más de 30 millones de euros); y en septiembre de 2014 se fue para no volver jamás. Por tanto, el que haya subvenciones europeas no garantiza en absoluto que se ponga en marcha la autopista del mar. Más bien, la condición «sine qua non» es que exista un proyecto serio para su explotación. ¿Y lo hay? ¿Es la naviera de Riva fiable en este sentido? Por otra parte, cuando la consejera se refiere a «El que la sigue» tampoco la entendemos. Aquí nadie siguió nada: ni el Ministerio de Fomento, ni el Principado, ni la propia Autoridad Portuaria. Al revés, todos se quedaron a verlas venir. Dando vueltas cuando el anterior proyecto fracasó, mientras que en otro lado (Vigo, claro está) se ponían en funcionamiento de manera inmediata. Captando los tráficos y aprovechándose de las miserias de nuestra fallida autopista del mar.

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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