En dos minutos se puede saludar a un vecino, hablar del tiempo con un conocido, o tener una atención con cualquiera. En dos minutos, también, es posible leer las seis condiciones que Ciudadanos le puso al PP y tomar una decisión. Sin embargo, Mariano Rajoy se dio una semana para consultarlos con su Ejecutiva y, fíjense, ni siquiera lo han abordado. En el Comité Ejecutivo Nacional, tal y como reconoció el propio Rajoy, no se habló en ningún momento de los famosos puntos de la formación naranja. Entonces, pregunto, ¿a qué demonios estuvimos esperando? El presidente popular, según su versión, había convocado a la plana mayor «Sólo para que le autorizasen negociar». Salida absurda, ya que, a todas luces, lo que nos dijo hace siete días fue todo lo contrario: que tenía que someter a debate las condiciones de Ciudadanos. Otra vez Mariano vuelve a jugar con los tiempos y el doble lenguaje a su antojo, otra vez estamos dando vueltas en círculo. Nos cuenta que el Comité Ejecutivo le ha dado esa luz verde que ahora tanto necesita para negociar, cuando sabe de sobra que tiene el semáforo abierto desde el principio. ¡A ver quién en un partido tan vertical como el PP se atreve a decirle que no! Según parece, quiere volver a reunirse con Pedro Sánchez y Albert Rivera. El primero convocó a su Ejecutiva permanente y el grupo parlamentario, para repetir lo que ya casi es un mantra: «No es no». Dice que Rajoy está «tomando el pelo a los españoles», y piensa presentar una moción en el Congreso instando a fijar la fecha de la investidura. Tampoco es que en el PSOE hayan avanzado mucho. Su postura sigue siendo la misma –firme como el hierro- desde el 26-J. Por su parte, a los de Rivera la rueda de prensa de Rajoy les ha dejado estupefactos. Esperaban más –y nosotros, claro- de la reunión de ayer y no ocultan su decepción. Dicen que no se van a sentar a negociar con los populares, en tanto no acepten las condiciones previas y pongan fecha a la sesión de investidura. Se mantienen en sus trece de que sin ello no darán el paso hacia el «sí», volviendo a su posición inicial de la abstención. En resumen, nuestro panorama político para intentar formar Gobierno se mueve en el enredo permanente. Se convocan reuniones para nada, se alargan plazos con el objeto de meter presión al rival y, en general, la sensación de embrollo que tenemos es morrocotuda. Seguramente, usted y yo hubiésemos llegado a un acuerdo en menos de esos dos minutos de los que antes hablaba. Nuestros políticos lo hacen todo mucho más difícil.