En esto del saneamiento gijonés es rascar un poco y aparecer algo. Me refiero a un error de bulto, una negligencia flagrante y cosas así. El pasado jueves se reunieron los representantes de Ministerio de Medio Ambiente con el Principado y Ayuntamiento. Encuentro del que se esperaba mucho, porque, tanto a nivel regional como local, parece que hay plena sintonía. O sea, que se va de la mano (por fin) a la hora de exigir una solución rápida a la paralización que sufre la depuradora Este. Sin embargo, todo acabó en chasco. Lo único que hicieron desde el ministerio fue tirar balones fuera. Cuando se les habló de volver al status quo anterior, es decir, a que se vuelvan a instalar los filtros de desengrasado y desarenado en «La Plantona», la respuesta no pudo ser más chusca. «Su efecto es mínimo en la depuración de aguas residuales», dijeron con total soltura. A lo que añadieron, «su función es marginal». Todo ello, entendemos, para no tener que rascarse los bolsillos y pagar el parche (entre 1,4 y 2,4 millones de euros) propuesto por los técnicos de las otras dos administraciones. En resumen, que da la impresión de que «La Plantona» -instalación que entró en funcionamiento en 1996- nunca sirvió para nada. Porque, vamos a ver, si el nivel de depuración en la actualidad es prácticamente el mismo que cuando funcionaba, ¿qué demonios hacía la planta de pretratamiento? ¿O es que llevamos más años de los que creíamos vertiendo directamente materia fecal al mar? Si lo único que se pide es que una depuración –aunque sea mínima- vuelva a ponerse en marcha y no quieren, ¿cuál es entonces el plan que nos ofrece el ministerio? ¿Esperar otros 25 años –tiempo que llevamos languideciendo por un saneamiento para Gijón- a que nos den una solución? No sé, desde Madrid se confía plenamente en una decisión judicial favorable. A que, por obra y gracia de una suerte de milagro, se convierta el agua en vino: una Estación Depuradora de Aguas Residuales que es ilegal se vuelva legal. Ahora bien, y si no, ¿qué? ¿Qué hacemos? Según la consejera de Fomento, Belén Fernández, estamos emitiendo sin tratar los residuos de una población de 90.000 personas; no de 150.000 tal y como se había dicho. Lo matizó hace poco para, supongo, minimizar el problema. En fin, menos mal. Representa todo un alivio. Sólo tenemos sin depurar el equivalente a Mieres y Siero juntos.