Tal parece que el Principado actúa con la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA) como Hitler durante los últimos días en su bunker: moviendo tropas imaginarias. Es como si, pese a que está constado que el proyecto en la actualidad está fracasado, se persistiese en el error. Ahora resulta que resucita un enlace que creíamos olvidado: el que conecta con la AS-II, la antigua carretera de Oviedo. Todo ello, cuando el único en ciernes todavía no está ni mucho menos resuelto: el de La Peñoña (AS-19). Conexión más que problemática puesto que se cometió un error de diseño muy grave. Nadie previó que por su trazado pasaban unas tuberías que era necesario desviar. Resultado: un retraso de más de dos años, aumento de presupuesto y tener que volver a licitarlo. Sin embargo, como digo, es como si al Gobierno asturiano esto no le importase. Como si, pese a tener un polígono vacío y en el que pocos confían, siguiese con sus ideas «grandonas» sobre unas parcelas que nadie compra. Otro ejemplo. Los nuevos planes urbanísticos mantienen que la ZALIA cuadriplique su tamaño actual. Entiende que su superficie final estará en torno a las 413 hectáreas, con tres fases de ampliación más sobre lo ya ejecutado. En lo existente –sobre 113 hectáreas- sólo hay una parcela vendida. Ahora bien, el Principado sigue flotando entre las nubes y cree que la demanda de suelo industrial va a crecer cual suflé. Por eso, supongo, entiende que la ZALIA debe extenderse hasta el infinito y más allá. Ojo, incluyendo también la construcción de una estación intermodal para trenes y camiones. Con un estudio para su realización pagado por la Unión Europea, pero que no participará ni con un euro en su desarrollo. Hace poco sabíamos que Bruselas califica a la zona logística como desmedida y sin muchas expectativas a corto plazo. Por ello, posterga cualquier ayuda hasta más allá de 2030. Entonces, pregunto, ¿y quién paga toda esta fiesta? Si el Ayuntamiento de Gijón ha dicho que no pondrá un euro más, el de Avilés y las propias autoridades portuarias ya lo habían hecho anteriormente, ¿de dónde va a salir la pasta? ¿Acaso será la ZALIA un pozo sin fondo para todos los asturianos? De momento, lo que podemos afirmar sin reparos es que es un bluf. Una infraestructura faraónica que pretendía comerse el mundo –hasta un millón de metros cuadrados iba a tener- y a la que la crisis ha puesto en su sitio. Los tres o cuatro que siguen esta columna ya lo saben: personalmente, la considero como un proyecto fallido. Algo que difícilmente tiene ya remedio.