Sin duda, estamos errando el tiro. Dicho de otra forma: vamos en la dirección equivocada. Me refiero al camino para la recuperación económica –y con ello del empleo- que tanto necesita nuestra ciudad. Verán, últimamente no oigo más que hablar de ayudas. Todo ello, claro está, a tenor de la renta social municipal que se va a implantar. La idea de esta renta básica –con Xixón Sí Puede (XSP) e IU tirando del carro- es que tenga un poder omnímodo. El sol que más brilla dentro del universo municipal. Que sea, incluso, un nicho de empleo cuyo origen siempre es el mismo: el Ayuntamiento. Lo decía en estas mismas páginas el concejal de IU, Aurelio Martín. Las ayudas del Plan de Emergencia Social-Renta Social Municipal pasarán de ser «una inversión social» a «una inversión productiva que generará puestos de trabajo». Eso sí, el carácter de los mismos sería casi público. Dependería del chorro de subvenciones aportado en cada momento. Sostenía esto el edil de IU a tenor de una reunión que mantuvieron –sin Foro, otra vez- con la Unión de Comerciantes. La idea es que la renta se gaste en los comercios de la ciudad. Que la economía se retroalimente y dependa por completo del Ayuntamiento. Hoy por hoy, la empresa más sólida de Gijón. Y a los 24.000 parados que hay, ¿qué les decimos? ¿Qué les vamos a dar una renta o un empleo que también va a depender de lo público? El problema de subsidiar la economía es luego la vuelta atrás. Les pongo un ejemplo. Gijón subvenciona como nadie la rehabilitación de edificios. Hay ayudas para las fachadas a calle o patio, la accesibilidad en los portales, el cambio de calderas o las cubiertas. Son abundantes y generosas. Sin mirar si el propietario del piso tiene más o menos nivel de renta. Las comunidades de vecinos lo saben y descuentan su importe. Las empresas las incluyen en los presupuestos para bajar el coste. Su partida no para de crecer año tras año y ha producido un efecto: no se movería un ladrillo sin ellas. Pregunto, ¿qué pasará el día que no se pueda mantener el nivel de subvención al sector de la rehabilitación de edificios? ¿Acaso sería igual el número de actuaciones? Evidentemente, no. Por tanto, sería un error volver a hacer lo mismo pero con la renta social. Es decir, creer que es el dios –yo diría que el becerro de oro del pueblo de Israel- sobre el cual va a girar la economía local. En una entrevista a Canal 10 nuestra alcaldesa, Carmen Moriyón, aseguraba que para gestionar la nueva prestación, se iban a contratar seis o siete trabajadores con un coste de 200.000 euros. ¿Es eso lo que queremos? ¿Es ese el concepto de empleo?