La política en muchas ocasiones es como el ajedrez. Hay que mover y sacrificar piezas con un único objetivo: salvar al rey. El político que no disponga de ellas está perdido. Quedará desprotegido ante el adversario y más cerca del jaque mate final. Para el congreso del PP que va a tener lugar el próximo día 18 de marzo se han presentado tres candidaturas. Una de ellas, la de Pablo Álvarez Pichel, ni siquiera ha llegado al número mínimo de avales. Le han anulado la mayoría de ellos, según dicen en el comité organizador, por falta de pago en las cuotas. Pichel dice que hay un error y que logrará pasar el corte de los 90 necesarios. De momento, jaque. Las otras dos, sin embargo, son mucho más sólidas. Carmen Rodríguez Maniega, la que se proclama representante del sector crítico, ha conseguido superar la cifra sin demasiada holgura. Logró reunir 139 avales válidos. Ahora bien, el problema que le veo es la soledad. Esto es, nadie ha dado la cara por ella. Ninguna declaración pública de adhesión de algún cargo relevante, ni tan siquiera una simple foto de familia. Tal parece que en este caso el rey (o la reina, para ser más exactos) está solo. Sin más apoyo que el de un grupo de militantes, casi todos de su agrupación de Avilés. En cambio, Mercedes Fernández dispone del tablero completo. Vean si no la procesión que la acompañó en la entrega de los avales. Había alcaldes, diputados, presidentes de las agrupaciones del partido o militantes de base; que se habían convertido por obra y gracia del juego en alfiles, torres, caballos y peones. Todos ellos dispuestos a defender al rey (la reina, para ser más exactos) en esta partida que acaba de comenzar. La diferencia, pues, es notable y sustancial. Mientras que Maniega dice que tiene apoyos -¿dónde están? ¿A qué esperan para aparecer?- «Cherines» los exhibe sin tapujos. Todas sus opciones las fía a la votación directa de la militancia del día 10. No obstante, tampoco son unas primarias «sensu stricto». Es decir, su voto sólo sirve si un candidato arrasa al resto sacándole bastante ventaja. Cosa que, visto lo visto, no creo que con Maniega vaya a suceder. Además, la cultura del voto del militante dentro del PP es algo nuevo. Nunca les habían preguntado a los afiliados por su opinión. Por tanto, desconocemos si la fórmula tendrá éxito o no. En cualquier caso, se confirma que Mercedes Fernández va como una centella hacia la victoria gracias a una oposición divida y a la que nadie públicamente apoya. En definitiva, será un congreso de lo más cómodo para la actual presidenta popular: se dará un homenaje a sí misma.