La renta social municipal nace bajo el signo del barullo constante. Infinitas complicaciones que ha tenido que sortear para incrustarse, aunque sea a calzador, en el amplio y extenso catálogo de ayudas ya existente. Eso es así, lógicamente, porque políticamente interesa. Forma parte fundamental del programa de Xixón Sí Puede (XSP) e IU y tenía que materializarse a toda costa. Aunque fuese incompatible con otro tipo de percepciones -el salario el social, por ejemplo- había que buscarle acomodo a la fuerza. De hecho, las prestaciones que ofrece son dos: por un lado, un complemento de ingresos hasta garantizar que nadie va a cobrar por debajo de los 665 euros mensuales; y por otro, las famosas «tarjetas white». Esto es, una tarjeta bancaria que te permite realizar compras en los comercios de la ciudad dentro de un catálogo de productos seleccionados. Entre los cuales, ojo, como aviso a navegantes, hubo que aclarar que no se incluían restaurantes, gimnasios o agencias de viaje. Es más, hasta el nombre de la convocatoria ha tenido que ser inventado para evitar problemas: «Ayudas económicas complementarias para personas con bajos niveles de ingresos». En la junta rectora de la Fundación Municipal de Servicios Sociales del pasado viernes, donde fue aprobada, incluso se rozó el esperpento. Grupos como el PP acabaron desquiciados. Los populares habían dicho que la renta municipal era un engendro. Su concejal, Pablo González, así lo había manifestado. El día antes, sin embargo, sostuvo que la apoyarían. ¡Oh sorpresa! Por lo visto, repentinamente había dejado de ser lo que tanto habían vilipendiado. Luego, a la hora de la verdad, votaron en contra. Volvía, pues, a ser un engendro. ¿Alguien lo entiende? Yo tampoco. Asimismo, el PSOE dudó y acabó absteniéndose, mientras que Ciudadanos estuvo en contra desde un primer momento. Todo ello, con un aroma de improvisación y premura innegable. Es decir, que esto se ha hecho de prisa y corriendo. Sin calcular demasiado las repercusiones y sus consecuencias. Resumiendo, han hecho un plato mal cocinado y a medio acabar. Fíjense que, tal y como pudieron leer en estas mismas páginas, el dinero destinado sólo va a cubrir el 60% de la demanda potencial. El resto de los que la soliciten -que serán muchos, por cierto- se las tendrán que apañar como puedan. Si acaban frustrados, sin duda, será su problema. Lo importante es que ya tenemos una renta social municipal. Menos ambiciosa de lo que querían XSP e IU, pero igual de efectiva de cara a la propaganda. Eso sí, será una prestación que, como si fuese un barco sin timón, no sabemos muy bien a dónde nos llevará.