La Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA) se encuentra en la UVI. Mantenida con respiración asistida por el Principado y sin más familia ni amigos que la apoyen. En dos meses, si no encuentra una solución, entrará en concurso de acreedores. El motivo: tiene que hacer frente a dos demandas judiciales desfavorables por parte de propietarios expropiados. En un caso por importe de 780.000 euros y en otro de 800.000. Total: 1,58 millones que debe sacarse de la manga a corto plazo. Todo ello, bien es cierto, con el importante hándicap de que el proyecto se encuentra medio moribundo. Casi zombi, diría yo. Es un muerto viviente que pide cada dos por tres que le den de comer (y mucho). La ZALIA como tal no genera ingresos: ha vendido una sola parcela en toda su historia. Sin embargo, tiene gastos constantes debido a los créditos vigentes (casi 105 millones de deuda) y, claro, encima hay que construirle viales para que se comunique con el mundo. La situación no puede ser más dramática. De ser una empresa privada, obviamente, su quiebra estaría garantizada. Es más, lo realmente preocupante es que, como hojas que caen de los árboles, las administraciones le han ido dando la espalda sucesivamente. El Ayuntamiento de Avilés y las entidades portuarias dijeron hace tiempo que no pondrían un solo euro más, aunque ahora le ofrezcan ayuda. El de Gijón ya se encuentra al límite. En el Principado, incluso, la Consejería de Hacienda le deniega una autorización para un nuevo crédito por importe de 1,58 millones de euros. Las autoridades portuarias asturianas quieren comprarle las parcelas –para salir al rescate de este Titanic logístico- pero desde Madrid vetan la operación. ¿Hay alguien que de verdad crea en la ZALIA? A estas alturas, ¿no es más una infraestructura fallida que otra cosa? Si en el polígono de Lloreda restan todavía 120 parcelas por vender pese a los esfuerzos para su comercialización, ¿tiene acaso la ZALIA algún futuro? ¿Va a venir una especie de tsunami inversor que compre más de cien hectáreas de terreno industrial de sopetón? ¿Es creíble que vaya a tener una estación intermodal como nos venden –tendría narices que la tuviese antes que Gijón- y unas comunicaciones de alta capacidad? La solución a día de hoy no es fácil. Pasa por negociar con los propietarios expropiados un aplazamiento, o bien poner otra vez capital encima de la mesa. Complicado en ambos casos. Personalmente, pienso que hay que empezar a valorar una tercera vía: abandonar el proyecto. Cegar ese pozo sin fondo que no para de comerse dinero público. Retirase y dar por perdida la inversión antes de que la deuda vaya a más. Y, sin duda, irá.