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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Desbordados.

imagen-rsm-u40235112292b-u40910810899qcg-624x385el-comercio-elcomercioEstamos viendo como, poco a poco, la renta social municipal se está convirtiendo en un auténtico tsunami para nuestro Ayuntamiento. Fundamentalmente debido a que el número de beneficiarios –y las prestaciones que se les quiere ofrecer- van a subir hasta el infinito. Es más, en la segunda convocatoria se prevén fricciones entre quienes la impulsaron, a la postre, Xixón Sí Puede (XSP) e IU, y el gobierno de Foro que la puso en marcha. Algo que estaba cantado porque esta renta básica fue concebida como si fuese el maná. Cualquiera, por el hecho de vivir en Gijón, ya tiene derecho a ella sin mayores complicaciones. Fíjense si no. Se han presentado 3.867 solicitudes en esta primera convocatoria. De las mismas, apenas se llevan valoradas un tercio y está comprometido la mitad del presupuesto. Esto quiere decir que mucha gente, al final del proceso, tendrá una prestación aprobada pero sin dinero. Con lo cual, van a tener que esperar a la segunda. Donde, ya lo verán, sucederá un tanto de lo mismo. Una avalancha de peticiones y unos fondos -7,8 millones de euros en total- que acabarán siendo escasos de todas todas. No contentos con eso, desde XSP, quieren aún más. Es decir, que se amplíe también a personas que no tienen ningún tipo de ingreso. Algo que en la actualidad no está contemplado por una sencilla razón: es lo que cubre el salario social que ofrece el Principado. Además, también pretenden que haya una revisión del catálogo de productos a los que se puede acceder. Incluyendo cosas tan curiosas como ordenadores o conexiones a internet. Algo, sin duda, que no es absolutamente necesario para vivir. O en su caso, es posible conseguirlo gratis de alguna manera. Sin embargo, como la concepción de la renta social municipal es así –te voy a subvencionar desde la cuna hasta la sepultura- seguramente se acabe implementando. Y la próxima, porque la medida social estrella del Ayuntamiento ha llegado para crecer y multiplicarse, quizá también algún viaje. Al fin y al cabo, ¿por qué no van a tener derecho sus beneficiarios a unas vacaciones pagadas? Ya se lo advertimos desde esta columna sin lectores: la renta social municipal desbordará la capacidad de las arcas municipales. Quiere emular al salario social del Principado –de hecho, tuvieron que hacer filigranas jurídicas para su encaje legal- y resulta completamente inabarcable. El amplio abanico de ayudas que se ofertaba era suficientemente extenso sin necesidad de meterse en berenjenales. Ahora bien, por cuestiones ideológicas y prácticas –quienes mandan en el Consistorio así lo exigieron- se llevó a cabo y he aquí las consecuencias.

 

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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