El portavoz de la juta de gobierno, Fernando Couto, considera determinante la postura que tome el PSOE para que esta ciudad tenga presupuestos. Lo hace después de constatar que su aliado del año pasado, Xixón Sí Puede (XSP), esta vez no lo va a ser. La formación morada no está dispuesta –a tenor de los hechos y mensajes emitidos- a aprobarle unas cuentas a Foro. Razones externas (la dura exigencia de municipalizar el servicio de ayuda a domicilio) e internas (el descontento de las bases con el apoyo que se dio) hacen que resulte prácticamente imposible. Por eso, Couto señala al socialismo local como quien debería de dar la cara en este momento. Esto es, sentarse a negociar para que Gijón, más que probablemente, no acabe con sólo unos presupuestos aprobados de cuatro posibles. Pues bien, José María Pérez, el portavoz del grupo municipal, aceptó el reto. Eso sí, haciendo tantas recriminaciones por anticipado que ya nos da una idea de cuál va a ser el resultado final. Una, que Carmen Moriyón no es en absoluto de fiar. Según Pérez, «sistemáticamente incumple sus acuerdos de Pleno, pese a votar a favor de muchos». Y la otra, que se sienten segundo plato en la mesa. Es decir, que sólo se han fijado en ellos una vez que XSP ha sido descartado para el diálogo. Así y todo, aceptan trasladarle sus propuestas que, faltaría, son de máximos. O sea, que exigirían un esfuerzo ímprobo por parte de Foro en caso de tener que llevarlas a cabo. Plantean ni más ni menos que un importe económico de 50,2 millones de euros, lo cual representa casi un 25 por ciento del monto presupuestario total. Además, incluyen una reorganización de distintas áreas con ceses incluidos. En concreto, el del director general de Empleo, Pelayo Barcia, porque, según Pérez, la Alcaldesa no se va atrever a destituir a las concejalas Aña Braña y Eva Illán. Cosa que, por lo visto, también sería de su agrado. Como ven, entenderse no va a ser fácil. Por un lado, los socialistas pretenden una reasignación de los recursos a medida y, por otro, cambiar determinados puestos señalando con el dedo quién debe marcharse. Está claro que, si no cambian las condiciones, el acuerdo a explorar parece una vía muerta. Máxime si tenemos en cuenta las circunstancias en las que se encuentra el PSOE. Inmensos en plena campaña electoral para renovar a su ejecutiva local. Algo que también influye y mucho. De hecho, creo que es determinante. Ningún secretario general gijonés recién elegido quiere encontrarse con un pacto presupuestario de este tipo. Eso lo sabe el grupo municipal y por eso actúa de esa manera: exigiendo imposibles.