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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Fin de fiesta.

30951752-624x416La paralización de las subvenciones municipales a la rehabilitación de fachadas y supresión de barreras arquitectónicas, ha producido un seísmo de importantes consecuencias en el sector de la construcción. Más que nada, porque era el combustible que cebaba la bomba. Es decir, sin ellas resulta muy difícil que una comunidad de vecinos tome la decisión de ejecutar esas obras. Esto es, ya se cuenta con su concurso de antemano y, los propietarios, a todas luces, las dan por hecho descontándolas del precio final a pagar. Sin embargo, como todo sistema que se perpetúa y vuelve costumbre, ha acabado por reventar. Nuestro Ayuntamiento tiene 481 expedientes aún sin resolver, todo ello mientras está pendiente de cumplir con la regla de gasto. O lo que es lo mismo: este asunto le ha acabado desbordando por completo. Hay demasiadas solicitudes –puesto que en la práctica eran como una especie de barra libre- y el dinero no da para tanto. Recordemos que este tipo de ayudas tenían una serie de particularidades. Entre las más destacadas, que no discriminaban a su perceptor como ya advirtió en su día la Sindicatura de Cuentas. O sea, en un edifico podía vivir Bill Gates y una persona que ganase el salario mínimo, que la cantidad recibida era igual para ambos. Asimismo, tampoco había baremos en función de la necesidad. Quiero decir que se subvencionaba igual y por orden de llegada, una fachada que se estuviese cayendo que otra que se quisiese renovar en determinados aspectos. Por tanto, el fin de la fiesta de las rehabilitaciones gijonesas tal y como las conocemos estaba cantada. Sólo era cuestión de tiempo que su concesión indiscriminada se volviese insostenible, como así ha sido. Ahora bien, deja, como a todos aquellos a quienes se les corta el grifo después aplicarles la cultura del subsidio, un montón de afectados. Entre ellos, a múltiples empresas locales que se habían especializado en este tipo de negocio. Sin duda, les va a resultar muy difícil acostumbrar a los propietarios a que puedan obtener ayudas o no. Según las nuevas bases que pretende publicar el Ayuntamiento –el café para todos- se acabó. En el futuro, las comunidades recibirán una puntuación para priorizar hasta agotar el crédito establecido. Quienes consigan menos puntos tendrán que escuchar el consabido… vuelva usted mañana. Algo que para nada sucedía en la actualidad. Todo era subvencionable y sin necesidad de convocatoria previa porque siempre estaba abierta. Como digo, el sueño de subsidiar a determinados sectores económicos, aunque sea con el fin de mantener el empleo, produce monstruos. He aquí un buen ejemplo.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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