Desde luego, es increíble la campaña de descrédito montada contra Javier Fernández en su propio partido. Ni la oposición lo haría mejor. Algo inusual en un político que está de retirada, puesto que, lo normal, sería un trato mucho más generoso por parte de sus compañeros. Pues bien, parece que lo que está de moda y mola es darle caña. Leña al mono que es de goma. Recuerden que se ha conocido el malestar interno -vertido a través de un grupo privado de Whatsapp y convenientemente filtrado- por la concesión del premio Mierenses en el Mundo. Con un tono grueso y ácido donde se criticaba hasta su residencia en el barrio gijonés de Somió, incluso se llegó a plantear que la ejecutiva local no enviara representación oficial al acto de entrega como forma de protesta. Ojo, todo ello a quien ha sido durante 17 años secretario general de la FSA. Que no ha recibido más que elogios por su labor y sin ninguna disidencia interna durante su mandato. Más bien, todo lo contrario. Sin embargo, este nuevo PSOE -tal y como le gusta decir a los «sanchistas»- no quiere dejar ni rastro del antiguo y Adrián Barbón, el actual mandamás, es como si quisiese echar más gasolina al fuego. En un escrito difundido por las redes sociales sostiene que «Alguno de los nuestros se han convertido en meros burócratas alejados de la realidad». Díganme si en este contexto no se interpreta esto como un nuevo dardo envenenado hacia Fernández. Barbón dice que no, que sus reflexiones -que así las llama- iban dirigidas hacia el socialismo en general y en particular al francés. La verdad, podía haber elegido otro momento para publicarlas. En cualquier caso, resulta chocante que a un presidente del Principado (ex dentro de poco más de un año) se le trate así. A ninguno de los anteriores de su partido le había sucedido algo similar. Entiendo que Fernández merece ante todo respeto por todo lo que es y ha sido dentro del PSOE. Ahora bien, en la guerra no hay consideración hacia nadie. La FSA está en ebullición a cuenta de las próximas primarias. Hito clave para que este giro que se le quiere dar al socialismo asturiano se consolide. Sería muy difícil tener un candidato del sector llamado «crítico», mientras la organización es dirigida por el «sanchismo». En otras palabras: si ya es complicada la convivencia entre Gobierno y la actual FSA, imagínense lo que podría ser una campaña electoral con todo lo que ello significa. Listas, programas y cabezas de listas en 78 concejos. Insisto, creo que se está siendo a todas luces injusto con Javier Fernández, a quien parece pasarle factura haber sido miembro destacado del bando contrario. Los vencedores no se lo perdonan.

@balbuenajm