No habrá paz política en Cataluña y cada vez se ve más claro. Con una comunidad bloqueada -ni tiene gobierno, ni se le espera- el nuevo invento independentista no deja de ser otro delirio. Descartado como presidente Carles Puigdemont al no querer presentarse ante el Parlament, ahora se inventan la candidatura de Jordi Sànchez: el ex líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) actualmente en prisión desde hace 135 días. Si no quieres arroz, toma dos tazas. La propuesta es un acuerdo que se está negociando entre Esquerra Republicana (ERC) y Junts per Catalunya (JXpCat). En el mismo, se restituiría el carácter simbólico del ex presidente de la Generalitat, así como se constituiría el consejo de la república desde Bruselas. Como ven, siempre al límite. Al filo de lo que la Justicia puede permitir y con la única estrategia de poner en un brete al Estado de Derecho. Embarrar el campo a tope para poder dar así patadas sin que se note demasiado. Sànchez tendría que pedir permiso al Tribunal Supremo para asistir al pleno de investidura. Más que probablemente, éste se lo denegará puesto que es lo ha hecho hasta ahora con el diputado y número dos de JxCat. ¿Qué es lo que dirá entonces el independentismo? Lo de siempre: que si no se respeta la voluntad popular salida de las urnas, que si no se quiere devolver el autogobierno, que si en España no hay libertad… Y de nuevo a empezar. Otra vez a dar vueltas como una noria. Eso sí, para repartirse los medios de comunicación públicos -la correa de transmisión efectiva del soberanismo- anduvieron listos. Sin ningún miramiento, se los ha quedado ERC. Imagínense, no sé, que ante un hipotético gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos hiciesen lo mismo, ¿no sería esto escandaloso? ¿No pondríamos el grito en el cielo? Sin embargo, la vergüenza política en tierras catalanas se ha perdido por completo. Lo que importa es mantener esta confrontación continua y clima prebélico porque es lo rentable. Menuda legislatura -si es que empieza algún día- la que nos queda por delante. Los choques con Madrid van a ser continuos e irán a más. Hasta igual volvemos a ver otro intento de Declaración Unilateral de Independencia o similar. No veo por ningún lado voluntad de normalizar la situación. De que se gobierne como una comunidad autónoma más. Al contrario, quieren aprovechar la debilidad de un Gobierno central cada vez más acosado por todos los frentes. Ponerle contra las cuerdas hasta que cometa un fallo y ver qué pasa. Lo de proponer un candidato normal, es decir, sin causas judiciales pendientes, no entra ni mucho menos dentro de sus planes. El «leitmotiv» de sus acciones es otro bien distinto: más presión, más confrontación, más madera.

@balbuenajm