Reconozco que estaba tomando el café tan tranquilo el pasado sábado, cuando se me atragantó al ver un dato publicado en estas mismas páginas. Me refiero al sueldo del director gerente de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA) que se acababa de jubilar. Ni más ni menos, oigan, que 62.077 euros netos anuales. Es decir, casi el doble si lo trasladamos a salario bruto y bastante más que lo gana la alcaldesa de Gijón o el presidente del Principado. Algo que no concuerda en absoluto para una sociedad quebrada -si no estuviese sostenida por fondos públicos ya hubiese cerrado- y que ha puesto en marcha un plan de vialidad. Los emolumentos del directivo -que sólo mandaba sobre una secretaria, puesto que no había más plantilla- corresponden al ejercicio de 2016, último año en que la sociedad hizo públicas sus cuentas. Ahora bien, nada parece indicar que en 2017 no se hiciese también así, o sea, pagar una retribución salarial de alta (altísima) dirección pese a que la ZALIA tiene una deuda reconocida de 107 millones de euros. Digo más, se ha hecho sin marcarle ningún objetivo. Daba igual si se vendían las parcelas o no porque cobraba lo mismo. Buena prueba ha sido que durante la gestión de Miguel Díaz Abella (6 años al frente) no se ha comercializado absolutamente ninguna. Por tanto, la cosa tiene aún más bemoles: contrato a un directivo pagándole una pasta y no le someto a una retribución variable en función de sus resultados. ¡Estupendo, maravilloso, así nos va! Tenemos un polígono -porque de zona logística tiene poco- que sirve para que crezca el plumero de la pampa. Vende en toda su historia una parcela -dos si consideramos como ya hecha la operación de Norsider, empresa que está interesada en la adquisición de 30.000 metros cuadrados- sin que nadie se ponga colorado por tan nefanda comercialización. La lleno de deudas y créditos que someten a tensiones a sus socios hasta que algunos se marchan. Y por si fuera poco esto: el contrato de su director gerente es escandaloso. Recordemos que ya su selección tuvo miga. En EL COMERCIO pudieron leer el nombre de elegido incluso un día antes de que acabase el plazo de recepción de los currículums. Más claro, el agua. Desde luego, donde pisó la anterior consejera de Infraestructuras, Belén Fernández, no ha crecido la hierba. Su etapa al frente de la ZALIA -y tantas otras cosas- ha sido completamente desastrosa. La economía parece que se recupera, pero nuestra zona logística sigue a ralentí. Esperando ahora a un informe de una consultora internacional que retase a la baja el precio de venta. La verdad, tampoco hacía falta. De sobra era conocido lo caro que era en un entorno de burbuja de suelo industrial.
@balbuenajm