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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El globo.

rajoy-dos-u502071892940qpi-648x400rc-rcEs muy probable que lo que veamos a partir de hoy en la Cámara Baja sea espectáculo y nada más.  Una moción de censura efectiva, es decir, con un candidato que logre la presidencia del Gobierno, no parece que vaya a darse. Más que nada, porque el instrumento excepcional que representa se ha banalizado. Se utiliza sin ningún criterio y con una ligereza que sorprende. Pedro Sánchez se apresuró a presentar la moción recién sacada del horno la sentencia judicial de la Gürtel. Ya saben, esa trama de corrupción organizada que campeó por el PP durante años. Ni siquiera se molestó en conocer si alguien le iba a apoyar. La registró en el Congreso y punto. Consultó con su Ejecutiva la decisión tomada y luego convocó el Comité Federal para que se la ratificase. En resumen, no sabía si la piscina tenía o no agua y, sin embargo, se tiró. Como consecuencia, ha tenido menos de una semana -porque hábilmente Ana Pastor, la presidenta del Congreso, le acortó los plazos- para negociarla, cuando haría falta más tiempo y consenso para poder llevarla a cabo.

En un primer momento, Pablo Iglesias animó al PSOE a su presentación diciendo que la apoyaría sin condiciones. Luego que esto tendría que ser consultado por las bases (como lo del chalé). Posteriormente, que Sánchez debería dimitir y dejar la política si fracasa. Ahora si el viernes naufraga, Podemos presentaría otra para que se convocasen elecciones anticipadas. En resumen, que Iglesias sigue en sus trece de que su principal enemigo político es el PSOE. Cualquier presunto sostén que les dé, francamente, deberían de ponerlo en solfa. Los independentistas dijeron también lo mismo: lo que sea con tal de echar a Mariano Rajoy. Luego que el precio sería muy alto, en la actualidad son proclives ante el cese de la aplicación del 155 y, finalmente, el Comité Federal socialista, marcó una línea roja para que no se negocie. El PNV está a verlas venir. Dice que escuchará con una ambigüedad calculada: levantando temores cuando conviene, aunque lo más probable es que diga no. Tiene unos presupuestos muy favorables recién aprobados y la sombra de Ciudadanos. La perspectiva de que el partido naranja llegue al poder aterroriza a los nacionalistas vascos. Nada sería igual, al menos tan fácil, como con el PP.

Entonces, si están todos los cabos por atar, ¿a qué viene esta premura por parte del secretario general socialista? ¿No hubiera sido más sensato al revés: comenzar a buscar apoyos y luego presentarla? Desde luego, según pasa el tiempo esta moción de censura se enreda, hincha y deshincha como un globo. A día hoy, justo cuando empieza el debate, nada está claro y mucho menos que vaya a salir adelante. Eso sí, Sánchez volverá al Congreso y tendrá sus minutos de gloria. Fin de la historia.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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