Primera. ¿Debemos conformarnos con sufrir vertidos en la playa de San Lorenzo ante circunstancias meteorológicas fuera de lo normal? Yo diría que no. Esto es, no podemos quedarnos en atribuirlo sólo a las altas precipitaciones (que también), sino que podemos hacer algo más. En San Sebastián, el pasado martes, cayeron 80 litros por metro cuadrado. O sea, bastante más que en Gijón donde en la madrugada del domingo al lunes se registraron 56. ¿Vieron acaso que cerraran por dos días al baño su famosa playa de La Concha? Pues no. Eso sí, hubo otros arenales afectados en Guipúzcoa y a lo largo de toda España. Sin embargo, ninguno de tanta entidad ni repercusión como San Lorenzo. Aquí ya comenzamos a tener problemas con lluvias de 26 litros por metro cuadrado. Fue cuando se produjo el primer vertido en mayo. En Santander también cayó agua de lo lindo y, repito, ¿vieron acaso que la playa del Sardinero acabase con bacterias fecales en sus aguas? Tenemos un problema grave -se mire por donde se mire- y hay que buscarle soluciones.
Segunda. Las administraciones tienen que colaborar y no tirarse los trastos a la cabeza. Es lo que está pasando entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC). El primero acusó a la segunda de falta de limpieza y mantenimiento en el cauce del Piles. Le faltó tiempo a CHC -todo lo rápido que no actúa habitualmente- para responder que eso le correspondía al municipio. Pregunto, ¿desde cuándo? Si eso es así, ¿por qué estuvo durante muchísimos años nuestro río como una auténtica cloaca? ¿Por qué aquellos olores nauseabundos o los cientos de peces muertos que llegaban a San Lorenzo? Desde luego, sólo faltaba que este episodio acabase con acusaciones cruzadas entre unos y otros. El que un saneamiento firmado en 1991 esté inacabado tiene muchos culpables. Han pasado muchos ministros, consejeros o alcaldes desde entonces y ninguno ha sido capaz de completarlo. Por eso estamos así.
Y Tercera. La comparecencia en la Junta del consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, resultó inquietante. En concreto, dijo que se pondrían en marcha el proceso de desengrasado y desarenado en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) autorizado por la Audiencia Nacional -un parche para salir del paso- quizá la semana que viene. Sin embargo, admitió que si el informe de impacto ambiental dice que su ubicación no es correcta «habrá que demolerla e iniciar un nuevo procedimiento». O sea, más de 36 millones de euros tirados a la basura, además de que vamos a tener aguas fecales sin depurar para rato. Imagínense si hay que empezar de nuevo con la EDAR. La actual tardó seis años en llevarse a cabo y encima es ilegal. No sé, en caso de que eso pasase -Dios no lo quiera- mejor íbamos pensando en cambiar lo de «paraíso natural».
Posdata: a quién más nos duele esto es a los gijoneses. El turismo, no se preocupen, seguirá viniendo.
@balbuenajm