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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Salir del limbo.

aprobacion-plan-urbanistico-gijon-u402351122sfh-u6016262509753xd-624x385el-comercio-elcomercioEl nuevo Plan General de Ordenación (PGO) obtuvo su aprobación provisional en junio. Fue en un Pleno donde estuvo respaldado por cinco de los seis grupos municipales. Sólo el PSOE se abstuvo de votar a favor. Así y todo, podríamos decir que este PGO es un documento de consenso, como también el proyecto actual para el levantamiento ferroviario. Prácticamente, los dos únicos que ha habido durante la legislatura. En su complicado encaje jurídico-urbanístico se ha cuidado mucho el no crear problemas. Este planeamiento no entra en disquisiciones como le sucedió a los dos anteriores anulados. Es decir, no invade nada, ni cambia sustancialmente la ciudad, ni abre ningún urbanizable que genere conflictos. Más bien, lo contrario. O sea, se dedica a compactar, en vez de hacer crecer Gijón. Tanto es así que, en asuntos espinosos como el edificio del Rick’s, ya saben, la anacrónica construcción en la zona del Mayán de Tierra, se ha renunciado a la unidad de actuación prevista para evitar expropiaciones. Dicho de otra forma: este PGO no quiere pelearse con nadie para poder salir adelante.

Pues bien, con estos mimbres, y después de haber pasado tres veces por el tamiz del Pleno, se le dio traslado a la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA) que debe emitir un informe. El plazo para su respuesta es de cuatro meses, por tanto, en diciembre -todo lo más enero- deberíamos de saber algo. No obstante, resultaría cuando menos curioso que el dictamen de la CUOTA fuese desfavorable. Más que nada, porque en los dos planes anteriores anulados no había dicho ni mu. Aceptó el famoso «urbs in rure» sin rechistar -aquello de que la ciudad invadía el campo que hasta generó manifestaciones- y así nos fue. Hemos estado viviendo la peor época del urbanismo gijonés en su historia. Ojo, estamos desde hace trece años sin planeamiento y bajo unas condiciones en solfa permanente. Remitiéndonos a planes de los años 90 -el famoso de Rañada- como base para hacer ciudad.

Ahora bien, esto debería estar a punto de acabar. El visto bueno de la CUOTA tiene que producirse a la fuerza, porque, insisto, este PGO no molesta a nadie. Nace de un amplio acuerdo político y como tal debe ser respetado. Se ha informado suficientemente, yo diría con fruición, al ciudadano y expuesto públicamente de forma reiterada. Recuerden que incluso se hizo una encuesta chusca para conocer la opinión de la gente. Por tanto, no cabe otra cosa que venga aprobado desde Oviedo. Lo contrario, ni lo quiero pensar. Sería una afrenta muy grave que se pusieran palos en las ruedas. De hecho, resultaría a todas luces inexplicable. No podemos entrar en una nueva legislatura en el limbo urbanístico que esta situación está generando.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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