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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Hasta la desgracia final.

protesta-sindicatos-cierre-casa-sindical-gijon-u402351122osf-984x608el-comercio-elcomercioEl pasado martes una columna de humo negro resultaba visible en buena parte de Gijón. Era una barricada con quema de neumáticos a la altura de la Casa Sindical, principio de la calle Sanz Crespo, o sea, la antigua autopista y en la actualidad vial cortado desde hace años por el plan de vías. En cualquier caso, el aspecto de aquel follón recordaba otros tiempos que creíamos olvidados. Policía, llamas y vehículos intentando escapar del tapón por las calles adyacentes. Uno podía pensar que se trataba, no sé, de cualquiera de esas protestas de los «chalecos amarillos» en Francia. Pero no, de lo que estamos hablando es de un arrendamiento. Más concretamente, del conflicto existente entre el arrendador de la Casa Sindical (el Ministerio de Trabajo) y sus inquilinos (los sindicatos que allí tienen la sede).

Como saben, el Ayuntamiento ha dado un ultimátum para que en el inmueble se pueda garantizar la «seguridad, salubridad y ornato público». Tras una visita de los técnicos la propiedad del edificio tiene un mes para presentar la documentación necesaria, «bajo apercibimiento de un expediente sancionador, con imposición de las multas pertinentes». Algo habitual en el cumplimiento de la disciplina urbanística, cuando, como en este caso, no se dan las condiciones de habitabilidad suficientes. Ahora bien, la reacción de los sindicatos minoritarios (CSI, CNT y CGT) y asociaciones vinculadas ha sido poco menos que ir a la guerra. Ya en su día protagonizaron incluso una manifestación antes de un Pleno municipal. Todo ello, mientras Comisiones Obreras, otro de los inquilinos, se encerraba en las oficinas del Inem denunciando lo que resulta obvio: así no se puede seguir. Recordemos que llegó a calificar el inmueble de «auténtico gueto».

Pues bien, lo cierto es que el aspecto, no ya sólo exterior, sino interior, es tremendo. El abandono por parte del Ministerio durante tantos años ha sido total. Los gijoneses tenemos ahí un auténtico problema, el cual, por lo visto, no va a ser fácil de solucionar. Intentar hacer algo y que sus inquilinos salten es todo uno. De hecho, el lunes estaba prevista la limpieza del trastero más grande de esta ciudad: un salón de actos repleto de muebles, libros, zapatos y enseres de todo tipo. El por qué están ahí o qué pintan en un local que debería dedicarse a actos culturales, realmente, es inexplicable. El que ese desorden puede dar lugar a un incendio con la consiguiente tragedia, tampoco nadie lo debería negar. Sin embargo, parece que este desalojo que en principio era forzoso, va empezar hoy mismo de forma voluntaria. El acuerdo para la cesión de una nave en Tremañes a instancias municipales ha tenido mucho que ver. Esperemos que esto sólo sea el principio para que La Sindical no siga así hasta que se caiga. O dicho de otra forma: hasta que tengamos la desgracia final.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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