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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El garbanzo negro.

43109371-624x350-kyxf-u7092757551996c-624x385el-comercioMañana entra la primavera y en cuatro días estrenaremos la temporada de baños. Incluso a lo largo de esta Semana Santa, seguro que nuestra playa estará repleta de un turismo ávido de sol. Sólo hace falta que el tiempo acompañe. Ahora bien, el problema (problemón) de la depuración de nuestras aguas fecales sigue ahí presente. Recordemos que llevamos desde abril de 2016 vertiendo residuos al mar, por el emisario submarino de Peñarrubia, sin tratamiento alguno. Fue la fecha en la que la Audiencia Nacional ordenó la paralización de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la zona este. Desde entonces, no ha habido grandes novedades. El proceso para su legalización sigue su curso de forma lánguida. En principio, el Ministerio para la Transición Energética, a través de la Dirección General del Agua, tramita una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que vuelve a señalar como válida la actual ubicación. Eso va a llevar, más o menos, sobre seis meses.

38273401-624x475Mientras tanto, un recurso planteado ante el Tribunal Supremo por la urbanización de chalés de El Pisón, es admitido a trámite. Esto significa que incluso el proceso de desarenado y desengrasado -tratamientos mínimos de depuración que se pusieron en marcha el verano pasado- pueden ser paralizados. Con lo cual, ciertamente, volveríamos a la casilla de salida. A que una población equivalente a 80.000 personas envíe la mierda directamente sin miramientos. Por si fuera poco, el pozo de tormentas ubicado en el parque Hermanos Castro tampoco estará listo. Dicha obra resulta fundamental para evitar los tonos marrones que se producen en San Lorenzo, cuando hay riadas por las lluvias. La finalización del tanque está prevista para finales de 2020. Ya me dirán, si se da una estación lluviosa, lo que puede volver a suceder.

41262022-624x415-k1nd-u70212579152goc-624x385el-comercioEntonces, pregunto, ¿qué nos queda? Pues, sufrir. El verano pasado fue épico para la playa. Muchos usuarios se quejaron de picores en la piel, ojos o de restos fecales flotando. Toda una epopeya que nunca más debería repetirse. Sin embargo, nada nos hace ser optimistas. Seguimos igual en lo que a materia de depuración se refiere. No se extrañen si, de nuevo, tenemos olores nauseabundos y el hartazgo por una situación que se prolonga demasiado en el tiempo. Resulta inaudito, como señala la Unión Europea con sus multas, que una ciudad como la nuestra se encuentre con un saneamiento así. A medio acabar. Que verano tras verano tengamos que sufrir las consecuencias de una infraestructura que lleva desde 1991 incompleta. Mucho presumir de número de visitantes, incremento de turismo y movida estival; pero la realidad es otra. No somos capaces de ofrecer una costa decente a quien nos visita. Algo que no sucede en ninguna de las playas urbanas del Cantábrico. En cierta manera, seguiremos siendo el garbanzo negro.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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