El debate de los candidatos asturianos al Congreso fue denso. Se trataron temas en relación directa con nuestro paraíso natural y de fuera. Digamos que en un tono tranquilo. Sin bronca excesiva, pero, eso sí, con ataques entre los dos bloques que se confrontan en estas elecciones. Por un lado, el de izquierda formado por PSOE y Unidas Podemos, mientras en el otro, se encuentra PP-Foro y Ciudadanos. Todo ello, digo, bajo una corrección impecable entre los intervinientes. Nada de intercambiarse libros como hicieron sus respectivos líderes o subidas de tensión. Vamos uno a uno.
El representante socialista y número tres de la candidatura, Roberto García Moris, siguió el guión del PSOE para estos comicios: señalar el antagonismo que representa respecto a las que denomina como las «tres derechas». Es más, nombró incluso a Vox en varias ocasiones, pese a no estar presente en el debate. En todo momento, fue el que más pullas recibió por parte de PP-Foro y, especialmente, Ciudadanos. Se le preguntó por la política de Pedro Sánchez en Cataluña, o cómo iba a afectar a la financiación asturiana la resolución del problema. Sin duda, tuvo que hacer un ejercicio pletórico de defensa y más de una vez, pidió que no se le interrumpiera en sus argumentaciones.
El candidato y número uno de Ciudadanos, Ignacio Prendes, estuvo incisivo. Atacó constantemente las políticas del PSOE, preguntando a Moris reiteradamente para obtener respuestas. Incluyó hasta una foto del solar («solaron») del plan de vías de Gijón, recriminando tanto a socialistas como a PP-Foro los 17 años de espera. Asimismo, señaló las desigualdades en la financiación autonómica. Mostró como Cataluña o el País Vasco duplican en dinero por habitante a Asturias, asegurando que su partido terminaría con los agravios comparativos. Tuvo rifirrafes con PP-Foro, bien es cierto, aunque los socialistas fueron quienes se llevaron los dardos de Prendes.
El número dos de la coalición PP-Foro, Isidro Martínez Oblanca, representó la parte más asturiana del debate. Señaló su programa como guía de lo que piensan hacer en Madrid, defendiendo la labor realizada durante esta legislatura. Así, sacó a colación la Variante de Pajares y las infraestructuras pendientes. La formación de Álvarez-Cascos es quien tiene un discurso más regionalista y eso es lo que quiso destacar Martínez Oblanca.
Por su parte, el número de dos de Unidas Podemos, Juan Ponte, utilizó el lenguaje inclusivo en sus intervenciones. Al igual que Pablo Iglesias, señaló a la Constitución como ejemplo de lo que no se cumple en materia de empleo, vivienda o bienestar social. Mantuvo la defensa que hace la formación morada de los más humildes frente a los poderosos y cuestionó la inviolabilidad del Rey («un sujeto» dixit). El feminismo y la baja tributación de las multinacionales, estuvieron también entre sus reivindicaciones.
@balbuenajm