La cercanía de esta cita electoral de mayo con la de abril se nota demasiado. Me refiero a que la gente está un poco cansada de tanto ir a las urnas. Fíjense que desde 2015 será la cuarta vez que vayamos a votar. Esto es, una elección anual de media. Es por ello, quizá, que la campaña para las autonómicas, municipales y europeas está resultando demasiado monótona. Vamos, que, de momento y a falta de que se anime un poco más durante la última semana, lo que vemos es bastante plano. Algo así como una música de fondo que escuchamos los ciudadanos sin hacerle demasiado caso. Casi esperando más a que todo acabe el próximo domingo 26 de mayo, que con ganas de participar de forma efectiva durante estos quince días. Yo diría que a esta campaña le falta ilusión y, por eso, tiene pinta de que la participación no va a ser ni mucho menos como en las generales. Será todo un reto para los partidos conseguir la movilización del electorado.

De hecho, los mismos carteles que colgaban de las farolas hace apenas dos semanas, podían haber servido perfectamente para estos comicios. O dicho de otra forma: apenas dio tiempo a quitarlos. Los mensajes políticos que se envían al votante, con la experiencia previa del 28 de abril, vienen ya muy moldeados por lo que aquella noche pasó. Es decir, cada grupo se ve a si mismo con un objetivo distinto al que tendría de no haber mediado el paso por las urnas. Por ejemplo, el PSOE se siente ganador. Las encuestas del CIS, junto con el gobierno de Pedro Sánchez, le dan ese halo de victoria ante el electorado. El PP está a minimizar daños después de una dolorosa derrota que apenas ha digerido, intentando ahora recuperar ese espacio perdido. En cambio, Ciudadanos quiere seguir conquistándolo al reivindicarse como líder efectivo de la oposición. IU pretende mantener el tipo en Asturias y que no le arrastren sus problemas internos. Podemos, a su vez, aspira a ser la llave o formar parte –según la nueva estrategia de Pablo Iglesias- del próximo Ejecutivo autonómico. Foro, con el alma encogida por haber perdido su diputado en Madrid, lucha por la supervivencia. Vox por buscar un equilibrio entre entrar en las instituciones y que esto no suponga defraudar las expectativas de sus votantes. Al fin y al cabo, lo que le sucedió anteriormente. En definitiva, que todo está condicionado por la experiencia previa y apenas queda margen para la sorpresa.

Me aburro. Francamente, no recuerdo una campaña tan anodina desde hacía mucho tiempo. Tendríamos que remontarnos a la época del bipartidismo -donde ya todo el pescado estaba vendido de antemano- para no tener esta sensación de rutina. De que la cosa no da más de así, por mucho que la intenten animar los candidatos con sus proclamas. Sensación que se acrecienta al no tener nada más que un debate electoral entre los cabezas de lista a nivel autonómico.

@balbuenajm