Se acabó. Por otra parte, diríamos que gracias a Dios. El que en menos de un mes tengamos que ir dos veces a las urnas es estresante. No sólo para los políticos que encadenan discursos sobados hasta la saciedad, sino también para los ciudadanos. Fíjense que en este corto período de tiempo vamos a introducir cinco papeletas diferentes. Congreso, senado, europeas, autonómicas y municipales. Casi nada. Es quizá por eso que esta segunda campaña electoral en Gijón fue aburrida. Podríamos calificarla como más de lo mismo y sin apenas nada que destacar. Cada partido nos soltó su rollo y punto. No hubo temas candentes o alguna polémica que la animase un poco. Más bien, y esto sí que fue sorprendente, los distintos grupos se mostraron muy comedidos. Incluso con consensos en ciertos temas que durante el mandato resultaron conflictivos. Sin embargo, esto no deja de ser un espejismo. A partir del domingo, en un Consistorio atomizado, volverán las diferencias. Cada uno irá a lo suyo. El que vayamos a tener siete (o más) formaciones hace que la gobernabilidad sea complicada. Parecido a lo que estamos viviendo desde el 2011.
Pues bien, la experiencia previa de las generales se ha notado demasiado. Los partidos han cambiado sus objetivos en función de los resultados del 28 de abril. Así, el PSOE, con viento a favor, planteó para Gijón y Asturias una campaña conservadora. Para nada, han destacado los ataques a sus rivales y sí la presencia constante de ministros o el propio presidente. Esta misma semana tuvimos a Pedro Sánchez en un mitin, junto con José Luis Ábalos en el «solarón» del plan de vías. El PP se afanó por recuperar el espacio perdido. En el caso concreto de nuestra ciudad -y a tenor de las encuestas- a minimizar daños. Quedarse como están, con tres concejales, se vería como un éxito. Lo mismo que un Foro a la baja y que a nivel autonómico está luchando por la supervivencia. Ciudadanos, por el contrario, estuvo a no defraudar las expectativas de crecimiento, mientras que Vox ya nadie duda de que va a entrar en el Ayuntamiento. Por su parte, IU y Podemos especularon con conformar, junto con el PSOE, un bloque de izquierda que lleve directamente a un gobierno municipal tripartito. El cómo está aún por decidir, pero, si lo logran, tendrán un indudable sabor a triunfo, pese a que el número de ediles pueda verse reducido.
¿Hubiera sido igual este tostón sin otras elecciones por el medio? Seguramente no. Utilizando un símil futbolístico, habría sido al ataque, en vez de tanto centrocampista insulso. Por último, una variable muy importante va a ser la participación. Con toda certeza, más baja que en los comicios anteriores. Muchos electores, si no ven una opción clara de voto, terminarán por quedarse en casa. Sin duda, algo a tener en cuenta para el domingo.
@balbuenajm