La gran victoria del PSOE ha dejado descolocado a todo el mundo. Eso ha sido así debido a que el resto de las fuerzas han quedado minimizadas ante su empuje. El siguiente grupo en importancia de la Junta (PP) está con la mitad de los diputados y votos. Esto hace que el panorama parezca el de un combate de boxeo. Hay un púgil fuerte y en forma, mientras que el resto están como sonados dando vueltas por el ring. Sin saber muy bien qué hacer, ya que, todavía, no han encajado el golpe que acaban de recibir. Es por eso, porque la victoria da alas, que Adrián Barbón parece más entonado que nunca y lleva la iniciativa de la política asturiana. De hecho, propone pactos y acuerdos para que el resto vaya digiriendo quién va a mandar en esta legislatura.
Vamos a ver, lo que les interesa a los socialistas de Ciudadanos es Oviedo. Cambiarían el grito de, ¡con Rivera, no!, por el de, ¡con Rivera, sí!, para favorecer el voto del partido naranja en la capital. Ven en ello una doble oportunidad: primera, dejar completamente desarmado al PP en su único feudo notable y segundo, tener en su poder las tres grandes ciudades asturianas. Sería la única carta que le queda para el repóquer de ases. Sin duda, algo que está difícil, puesto que, el partido naranja, se significó por su oposición al tripartito ovetense. El apoyo autonómico de Juan Vázquez lo tienen como segundo plato, por si Podemos se enroca y decide seguir la línea que tenía de confrontación. Ahora bien, no lo creo. La formación morada va a cambiar de estrategia, al igual que ha hecho Pablo Iglesias en Madrid. El batacazo electoral les ha restado fuerzas. El PP, por su parte, sigue a lo suyo. O sea, en sus guerras internas. Como los resultados fueron ni fu ni fa, cada cual ve el vaso medio lleno o medio vacío. Fue acabar los comicios y volver a ver todos los demonios que siempre han asolado a los populares. El día que no se peleen entre ellos, tendrán opciones de ganar. En la actualidad, están a años luz de un PSOE que sabe resolver mucho mejor sus conflictos internos.
Foro, en cambio, se encuentra en plena catarsis. Resulta curioso como el regionalismo va a gobernar en Cantabria y aquí está en plena caída. El televisivo, Miguel Ángel Revilla, ha conseguido 15 diputados en el Parlamento con el Partido Regionalista de Cantabria. Muy por encima del PSOE (6) y el PP (9). También, en un hito histórico, logró representación en el Congreso con un escaño. Ojo, estamos hablando de una comunidad que elige a cinco representantes. Sin embargo, Foro que ha intentado llevar esa bandera en Asturias, se debate en una crisis interna por los malos resultados con dimisiones incluidas. El partido de Álvarez-Cascos lo tuvo en la mano en 2011, pero desaprovechó esa corriente de ilusión que le aupó al gobierno. Un poder omnímodo que no supo administrar.
@balbuenajm