El Reglamento de Laicidad que IU quiere poner en marcha, promete momentos únicos. Recuerden que esto forma parte del acuerdo que PSOE e IU firmaron en su pacto de gobierno durante el pasado mes de julio. Sin duda, ya es significativo que se mire como modelo el de municipio madrileño de Rivas Vaciamadrid. Localidad dominada desde hace mucho por la izquierda y que lo aprobó en Pleno el 31 de mayo de 2018, haciéndose efectivo en febrero del presente. Aquí, según pudimos saber por EL COMERCIO, se quiere copiar este mismo reglamento que, no sólo le dice al alcalde o alcaldesa de turno a qué actos puede acudir, sino que se muestra vigilante sobre su cumplimiento y replica los sacramentos católicos con un barniz civil. Vamos, que es una especie de Gran Hermano, eso sí, de un laicismo rampante.
Así, por ejemplo, en Rivas se quiere crear una Oficina en Defensa de la Libertad de Conciencia. Una especie de chiringuito donde se vigila que la nueva religión que pretende sustituir a las demás, se cumpla de forma perfecta. Incluso facilitando cosas tan chuscas como la tramitación de apostasías. Ya saben, aquellos que quieren abandonar públicamente una fe. Según parece, esta misión harto complicada -yo siempre pensé que se dejaba y punto- es también objeto de atención por parte de esta oficina que, por supuesto, tiene como objetivo «asesorar a la ciudadanía» de forma gratuita. Por no hablar, según reza en su artículo 10.1 letra b, de «promover la laicidad, libertad de conciencia y pluralismo moral en la sociedad local». Pregunto, ¿veremos también en Gijón algo similar? ¿Impondrán los ángeles custodios del laicismo esta especie de organismo de control y propaganda pagado por todos?
Aunque lo más interesante, viene a la hora de fotocopiar de mala manera los actos religiosos. O sea, de hacer un rito similar en muchas de sus formas, pero sin curas por el medio. En definitiva, lo que se quiere hacer con los llamados «bautizos civiles». Una especie de ceremonia de bienvenida al recién nacido/a que no surte más efecto que el de una fiesta. Es decir, no va más allá de lo que organizarían sus padres con la familia en cualquier restaurante. Lo mismo que organizar las despidas (funerales) que ya se ofrecen entre los servicios de los tanatorios. Incluso, en el colmo de la locura, en algunos ayuntamientos se han llegado a plantear las «comuniones civiles», como paso de la infancia a la adolescencia. Digo más, hemos leído en estas mismas páginas, puestos a rizar el rizo, una propuesta de IU para que los colegios católicos dejen de ser sedes electorales. «No puedes ir a votar con el crucifijo presidiendo el lugar», sostienen desde la coalición. Buf, debe de ser una presión enorme la que siente el elector. Poco menos que insoportable. Igual hasta alguno cambia el sentido de su voto ante su presencia. Por favor…
@balbuenajm