He aquí algunos de los desastres por venir si el asturiano es cooficial: el nivel de los mares aumentará a mayor ritmo, el calentamiento global también, la economía se hundirá y lo huracanes azotarán nuestro paraíso natural sin piedad. Esto es, para los «amigos» del asturiano, poco menos que lo que sucederá si, ¡Dios nos libre!, la llingua adquiere algún día cobertura legal. Por otra parte, algo que cada vez está más asumido por la sociedad. Fíjense que hace unos días nos encontramos con una campaña que tiene tela. En unas vallas publicitarias podíamos ver la foto de Otegui, Puigdemont y nuestro presidente, Adrián Barbón. El lema que rezaba era el siguiente: «Ellos quieren cooficialidad, ¿y tú?». Viniendo, claro, a equipar a los dos primeros personajes con Barbón, por mostrarse favorable a reconocer los derechos lingüísticos de una parte de la población. Desde luego, demencial. Pensar que por utilizarlo uno se vuelve de repente separatista o independentista, es una chorrada como una casa. Vamos, que no tiene ni pies ni cabeza. Una «fake new» del mismo tamaño que las anteriormente mencionadas.
Sí, porque históricamente hemos escuchado de todo contra la cooficialidad de la llingua. Desde que el coste de implantarlo iba a ser descomunal (más de 73 millones de euros), pasando porque las empresas se iban a marchar (cuando en nuestra vecina Galicia ninguna se fue), o que acabaría con el castellano (el segundo gran idioma del mundo). No contentos con esto, sus «amigos», repito, ahora van un paso más allá y lo quieren equiparar con el terrorismo. Una especie de «caballo de Troya» para que algún día, por favor, ríanse, se monte aquí un movimiento independentista, a modo y manera de Cataluña. Por supuesto, creando también una banda armada que cometería atentados y extorsiones casi a diario. Como digo, ciencia ficción interesada que no tiene otro objetivo que agitar la campaña para las elecciones del 10 de noviembre. Discurso perverso para que algunos, afortunadamente los menos, se escandalicen.
En este sentido, lo que sucedió el pasado martes en el Parlamento debemos enmarcarlo dentro de lo mismo: que vamos a volver a votar. A la consejera de Cultura, Política Llingüistica y Turismo, Bertan Piñán, se le impidió expresarse en asturiano en una comisión parlamentaria. El motivo es que, por un resquicio legal, sólo pueden utilizarlo los diputados de la Junta en sus intervenciones. Si Piñán lo hubiese sido, no habría ningún problema, pero como sólo era consejera del Gobierno, pues se lo impiden. Paradoja que no tiene un pase. Por otra parte, lo que hizo no debería ser ni siquiera noticia. ¿En qué va a hablar una consejera de Política Llíngüistica? ¿Quizá en inglés, como se llegó a pedir? ¿Quizá en noruego, para que nadie se sienta ofendido por hablar, ojo, la lengua que debe defender y promocionar?
@balbuenajm